Los bebés que duermen en la misma habitación que sus padres fumadores presentan elevados niveles de nicotina, pese a que se tomen medidas como fumar afuera, ventilar la ropa y demás.
En concreto, estos bebés presentan tres veces más nicotina que aquellos que duermen en una habitación diferente. Este fenómeno se conoce como “humo de tercera mano”, y abarca a las partículas nocivas del tabaco que se impregnan en la piel, en la ropa y en los cabellos de sus progenitores.
Guadalupe Ortega, autora principal de la investigación y coordinadora del programa Atención Primaria Sin Humo desde el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, explica que “el tabaquismo pasivo es la primera causa evitable de muerte en los países desarrollados durante la infancia”.
Los investigadores encuestaron a padres y madres de 1.123 bebés (menores de 18 meses), que tenían al menos un progenitor fumador. Analizaron las muestras de cabello de 252 bebés para determinar sus niveles de nicotina, y realizaron visitas de seguimiento a los tres y a los seis meses.
Se determinó que algunas prácticas como ventilar la habitación después de fumar, hacerlo en la ventana, cuando el bebé no está en la vivienda o en una estancia diferente no son valederos a la hora de proteger la salud del bebé y alejarlo de los nocivos efectos de la nicotina.
Asimismo, aún cuando los papás fumen afuera, los restos de nicotina quedan adheridos a sus cabellos y ropas. Por ello, hay que extremar los cuidados con el tabaco, ya que algunos no parecen ser suficientes.
13 abril, 2011
Los hijos de fumadores presentan elevados niveles de nicotina
08 abril, 2011
Jugar con los padres: fundamental para el buen desarrollo infantil
Los niños juegan para divertirse, pero además lo lúdico es indispensable en la construcción de su universo de significados, su vínculo con lo que lo rodea, su relación con los otros y desde luego, su personalidad.
El acompañamiento de los padres en el juego es muy importante, ya que ayuda a que el niño se sienta amado y contenido, y así se desarrolle su autoestima. Jugar con los hijos es clave para su desarrollo.
Jugar con los hijos en los tres primeros años de vida es clave para activar su desarrollo intelectual, según explica la especialista en el Método Pedagógico a través del Movimiento Corporal y los Sentidos, Montserrat Reyes Revuelta.
Así, el cerebro y los sentidos se activan y desarrollan en el juego. Es importante darles juguetes acordes a su edad, para estimular las capacidades que estén desarrollando en ese momento de sus vidas. A veces, objetos cotidianos del hogar se convierten en el mejor juguete.
Si padres e hijos comparte el juego, los bebés comienzan a imitar conductas, gestos y movimiento, a la vez que aprenden más rápido, debido a la ayuda y explicaciones de los progenitores.
“Es muy importante motivar a los bebés a través de las emociones, incidiendo en los factores externos que influyen en el aprendizaje y desarrollo de actitudes inteligentes. Todo esto se puede hacer a través del juego”, explica Reyes.
Asimismo, se recomienda incorporar a los hermanos mayores al juego, para así canalizar celos, explicándoles que deben ayudar al hermanito que solo no puede hacer determinadas cosas. Y también, dejar algo de tiempo para pasarlo con el mayor solo, por separado, para que se sienta tenido en cuenta.
Así, los papás que dediquen tiempo en jugar con sus hijos estarán invirtiendo en su futuro y en su crecimiento.
Nada de sal en la comida del bebé
Durante el primer año de vida el sistema renal es aún inmaduro para procesar grandes cantidades de sodio, así que la recomendación para cuando se empieza a introducir la alimentación complementaria, a partir de los seis meses, es no agregar nada de sal en la comida del bebé.
El sodio es un mineral necesario para el organismo, pero no en grandes cantidades ya que un exceso puede afectar seriamente la salud de las arterias a largo plazo aumentando el riesgo de enfermedades como hipertensión arterial o aumento del colesterol.
Los riñones del bebé aún son muy pequeños para manejar grandes cantidades de este mineral, por lo que el puré, las papillas o demás comidas que les preparemos deben ser en lo posible naturales, sin conservantes y sin agregado de sal.
Se recomiendan 120 mg de sodio por día hasta los 5 meses y 200 mg diarios entre los 5 y los 12 meses. Ya de por sí el sodio que contienen los alimentos cubren las necesidades diarias, valores que fácilmente se pueden superar si se agrega sal, conservantes, caldos comerciales u otros alimentos industriales a la dieta del bebé.
Se estima que hasta el 75 por ciento de la sal que consumimos proviene de los alimentos y no del salero, así que por eso también es importante que leamos los etiquetas de los alimentos que compramos.
Tal vez pensemos que a los niños no les afecta tanto el consumo de sal como a los adultos, pero si los acostumbramos desde pequeños a las comidas saladas irán desarollarando cada vez una mayor apetencia de sal.
En cambio, si su paladar se acostumbra a alimentos naturales, ésto repercutirá en una mejor calidad de vida en la edad adulta.
La recomendación es nada de sal en la comida del bebé. Para que no quede sosa, podéis añadir especias que aportan sabor y buenos nutrientes.
Diarrea en el embarazo
En el embarazo puede darse algún que otro episodio de diarrea. Así, por ejemplo, es habitual que ocurra en el primer trimestre, cuando los cambios hormonales producen gran malestar estomacal.
También puede suceder en el último trimestre, debido a que la presión del útero extendido sobre el estómago y el intestino producen mala digestión, también por la ansiedad propia de estos últimos días, y eventualmente por una infección.
En principio, los vómitos y la diarrea no afectan al bebé, pero dado que hay un potencial riesgo de deshidratación, puede ocurrir que el feto corra algún tipo de riesgo.
Por ello en estos casos hay que beber mucho líquido, primordialmente agua. También, hay que tratar de comer liviano y en porciones pequeñas.
Nunca se debe ingerir ningún medicamento sin haberlo consultado antes con el médico. Si, después de 48 horas, los síntomas diarreicos persisten, hay que consultar con el médico para que averigüe la causa e imparta un tratamiento.
04 abril, 2011
Niños: Dislexia
La dislexia es un trastorno de la lectura que como muchas cosas en esta vida, tiene solución y no hay que dramatizarlo, es más común de lo que nos imaginamos.
Podemos distinguir entre dislexia evolutiva (retraso lector) o dislexia adquirida (daño cerebral).
Los niños disléxicos son aquellos que tienen problemas en la lectura de palabras, ya sean aisladas o en texto. Su lectura se caracteriza por ser muy lenta y trabajosa, cometiendo muchos errores, sin embargo, si ese mismo texto que le cuesta leer, se lo lee otra persona, lo entiende perfectamente.
El origen puede deberse a la existencia de un problema fonológico, una lenta velocidad de procesamiento o ambos.
La lenta velocidad de procesamiento, se refiere a que los niños con dislexia producen fijaciones más largas y movimientos sacádicos (de los ojos) más cortos y miran hacia atrás un mayor número de veces que la mayoría.
La solución no sería enseñarle a leer más deprisa porque se ha demostrado que lo único que se conseguiría es que pierda aún más la comprensión de la lectura, porque él lee despacio para poder entender lo que está escrito, lo mismo ocurriría a una persona no disléxica con un idioma desconocido, no puede leer rápido (o intentarlo) sin entender nada de lo que está diciendo.
Lo que algunos especialistas recomiendan es el “sobreaprendizaje”, volver a aprender la lectoescritura pero al ritmo del pequeño, sin agobios, reforzando cada uno de sus éxitos y evitando el castigo o la vergüenza, para que esta actividad la vea como algo agradable y útil.
Pautas para higienizar las encías del bebé
La higiene oral y los buenos hábitos para evitar problemas odontológicos comienzan en la más tierna infancia. Así, los padres deben mantener limpias las encías del bebé aún antes de que salgan los primeros dientes.
Así, para el momento de la dentición ya tenemos que tener un buen hábito de higiene oral del bebé, que luego continuaremos con un suave cepillado cuando finalmente los dientes aparezcan.
Es necesario simplemente contar con una gasa estéril, que doblaremos sobre el dedo limpio y así masajearemos las encías, suavemente.
No es necesario, al menos en esta etapa, usar ningún producto adicional como la pasta dental, simplemente el masaje del dedo de mamá o papá será suficiente.
Si bien es un hecho que las bacterias que “viven” en la boca del bebé en general no podrán dañar las encías en tanto no “corten” los dientes, comenzar la higiene cuando ello suceda podría ser tarde. Además, en esta etapa hay mucho dolor y molestia en el bebé y éste no estará receptivo y dócil a la maniobra si no lo has acostumbrado ya.
Atención Temprana para niños de 0 a 6 años
La Atención Temprana para niños de 0 a 6 años se convierte en el primer y más importante eslabón de una cadena que tiene como objetivo la evolución óptima del niño con problemas en su desarrollo o con riesgo de padecerlos.
El desarrollo infantil durante los primeros años de vida está sujeto a diversas interacciones con el medio natural y social. Este entorno sociocultural proporciona al niño una serie de experiencias que ejercerán una decisiva influencia en su futuro más próximo, adquiriendo progresivamente funciones importantes a nivel motor, cognitivo, lingüístico y social.
Los niños y niñas reciben una estimulación natural que suele ser suficiente para garantizarles un adecuado desarrollo integral. No obstante, no siempre se les proporcionan las experiencias necesarias para su máximo desarrollo potencial. Es entonces cuando la Atención Temprana cobra su más amplia funcionalidad, convirtiéndose no ya en una técnica aconsejable, sino imprescindible.
¿Qué es la Atención Temprana?
Entendemos por Atención Temprana:
“el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos”.
¿Qué es un trastorno del desarrollo?
El trastorno de desarrollo es la desviación significativa del “curso” del desarrollo, como consecuencia de acontecimientos de salud o de relación que comprometen la evolución biológica, psicológica y social del niño.
Para estos niños con retrasos en el desarrollo los programas de Atención Temprana no sólo son necesarios, sino un derecho irrenunciable. Se trata de iniciar una intervención desde el mismo momento del nacimiento o desde el momento que se detecta el déficit.
Se incluyen a los niños con necesidades transitorias o permanentes originadas por alteraciones en el desarrollo, como son:
* Trastornos en el desarrollo motriz
* Trastornos en el desarrollo cognitivo
* Trastornos en el desarrollo sensorial
* Trastornos en el desarrollo lingüístico
* Trastornos generalizados del desarrollo
* Trastornos de la conducta
* Trastornos emocionales
* Trastorno en el desarrollo de la expresión anatómica
* Retrasos evolutivos
¿Qué tratamientos se realizan en la Atención Temprana?
Los tratamientos de intervención son muy variados, entre los que podemos destacar los siguientes:
* estimulación
* fisioterapia
* logopedia
* psicomotricidad
* apoyo psicopedagógico
* psicoterapia
¿Cómo se puede acceder a la Atención Temprana?
Los niños pueden llegar mediante la derivación de distintos servicios, como son los sanitarios (hospitales, Centros de Atención Primaria, Centros de Salud Mental…), educativos (Equipos de Atención Temprana, Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica…), sociales (Centros Bases, Servicios Sociales Municipales…) y por supuesto, por propia iniciativa de las familias ante cualquier duda sobre el desarrollo de su hijo.
No obstante, es preciso conocer que existen una serie de requisitos necesarios para poder acceder a los servicios que nos ofrece un Centro de Atención Temprana. Estos requisitos son:
* Tener una edad comprendida entre los 0 y los 6 años o hasta el inicio de su escolaridad en la etapa obligatoria de primaria
* Presentar necesidades especiales transitorias o permanentes originadas por deficiencias o alteraciones en el desarrollo
* Tener la valoración y acreditación pertinentes emitidas por los servicios
públicos sanitarios, educativos o sociales, habilitados y reconocidos al efecto, que determinen la necesidad de recibir tratamiento en el Centro de Atención Temprana
* No recibir el mismo tipo de tratamiento en otro Centro o Servicio de carácter público
¿Qué papel tienen los padres en la Atención Temprana?
En la Atención Temprana, la familia es el principal recurso para dar respuesta a sus propias necesidades. El apoyo a familias que tienen entre sus miembros a un hijo o una hija con necesidades especiales o que van a afontar el nacimiento de un hijo con alguna alteración en su desarrollo (y los cambios que en su sistema familiar provoca), se hace siempre dándole todo tipo de información, ayuda u orientación.
Conclusión
Si tener algún tipo de discapacidad a cualquier edad es un drama, éste será mucho mayor si ocurren al inicio del desarrollo, ya que a estas edades las alteraciones en el desarrollo tienen una gran complejidad neurológica, psicológica y sensorial.
La Atención Temprana se inicia tan pronto como sea posible en el sentido de evitar discapacidades secundarias, y proporcionar cambios satisfactorios en los procesos de habilitación en todos los niveles (prevención). Así, todos los niños con necesidad de atención reciben ayuda en su área deficitaria (atención). La atención realizada desde el Centro siempre facilita la transición desde la familia a la educación y a la vida social autónoma (integración).
Por todo ello, la Atención Temprana para niños de 0 a 6 años es un primer y muy importante paso para que nuestros niños logren potenciar sus habilidades con el fin de alcanzar un progreso óptimo en todas las áreas del desarrollo que se vean alteradas.