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07 agosto, 2013

El posparto en verano

Aunque para algunas mamás suponga quedarse «sin vacaciones», dar a luz en verano tiene sus ventajas. El buen tiempo anima a salir de casa con el recién nacido. Además, los horarios de la familia son más flexibles y pueden adaptarse mejor a los del bebé.

Solo hay que tener en cuenta algunos consejos para sobrellevar el calor y aprovechar lo mejor del verano para recuperarse del parto.

Higiene corporal

- Con el calor, es necesario extremar la higiene íntima y ducharse varias veces al día. Los loquios tienen un olor característico, que unido al sudor puede resultar desagradable.
- Si a la mujer le han practicado una episiotomía, puede necesitar asearse más a menudo, sin abusar para no ablandar la cicatriz. Hay que lavarse con agua y jabón neutro y secar muy bien la zona sin restregar, dando pequeños toques de delante hacia atrás con una gasa o una toalla suave. Conviene dejar la cicatriz al aire unos minutos. Para evitar la humedad, es importante cambiar la compresa a menudo.
- Durante los 40 días que siguen al parto, puede haber episodios de sudoraciones o sofocos. Son trastornos puntuales relacionados con los desajustes hormonales del posparto y los cambios de temperatura corporal que se dan en la lactancia (la producción de leche puede aumentar la sensación de calor). Para prevenirlos hay que evitar los ambientes sobrecargados.

Baños

- La mujer puede ducharse ya al día siguiente del parto. El baño se desaconseja hasta después de la cuarentena por el riesgo de infecciones.
- En mes y medio hay que evitar sumergirse en el mar o en la piscina. El cuello uterino no se ha cerrado completamente y si entra agua en la cavidad uterina puede causar infecciones que podrían llegar a ser realmente graves.
- Tras una cesárea se deben mantener las mismas precauciones, no tanto por la cicatriz externa, que tarda unos 15 días en curar, como por la permeabilidad del canal cervical.

Sol

- Una ventaja de dar a luz en verano es que se puede salir con el bebé todos los días. El paseo diario constituye un estímulo tanto para la recuperación de la madre como para el desarrollo del chiquitín. Eso sí, hay que sacarle en las horas menos calurosas, ligero de ropa y con una sombrilla.
- La madre debe cubrirse con una gorra o un sombrero y utilizar una crema de protección solar alta. Los cambios hormonales del embarazo han podido oscurecer la piel en torno a la nariz y la boca (cloasma).
- Para evitar que esas manchas de la cara vayan a más, es fundamental aplicarse la crema media hora antes de salir a la calle. El dermatólogo puede ayudar a que desaparezcan, pero lo más importante es evitar que les dé el sol durante todo el año, y especialmente en los meses de verano.

Cansancio y sueño

- La llegada del bebé trastoca la rutina del hogar y multiplica el trabajo. A ello se suma el cansancio físico del parto, los cambios hormonales y el calor, que provoca desgana. Aunque nuestro deseo sea estar con el bebé a todas horas, es importante implicar el máximo posible al papá.
- Pedir ayuda a los familiares y amigos con las tareas de la casa y con los hijos mayores también te ayudará a descansar. El calor altera el sueño, ya trastocado por los despertares del bebé.
- Por eso, es importante descansar cuando lo haga el recién nacido, aunque sea en cabezaditas cortas, y echarse la siesta. Si el bebé no duerme en ese rato, puede quedarse con el padre o con otro familiar.

Lactancia

- Muchas mujeres sudan y sienten mucha sed cuando amamantan, más aún en verano. Es una reacción fisiológica normal. También el bebé puede sudar mucho (por la cabeza) mientras come, por el esfuerzo que realiza.
- Para estar más cómodos, la madre se puede poner una gasita fina sobre el brazo donde se apoya el bebé. - Conviene tener agua a mano durante la toma.
- Dar de mamar no debe ser un impedimento para salir de casa. A algunas mujeres les da un poco de vergüenza amamantar en público, pero con el tiempo se acostumbran.
- Un consejo: las blusas y camisas ponen a la vista todo el pecho, en cambio las camisetas pueden levantarse desde la cintura, con lo que se muestra menos.
- Es importante buscar entornos con otras madres lactantes. Los grupos posparto son estupendos para compartir experiencias, aunque en verano, con las vacaciones, a veces no es fácil acudir a las reuniones. No obstante, siempre se puede consultar a un grupo de lactancia.

Viajes

- Se recomienda esperar al menos 15 días después de dar a luz para hacer un viaje. Aunque no existen inconvenientes para viajar en coche, tren o avión, durante el primer mes puede ser incómodo por la intensidad de los loquios y las molestias de la cicatriz de la episiotomía o de la cesárea.
- Elige un lugar de vacaciones que no trastoque mucho los hábitos del bebé y donde haya un pediatra cerca.
Para las revisiones, espera a volver a casa y hazlas con el médico del niño, siempre que no se retrasen demasiado.

Alimentación

- Los médicos recomiendan no iniciar ninguna dieta de adelgazamiento en las seis semanas que siguen al parto. En esta etapa es fundamental cuidarse, descansar y adaptarse al ritmo de vida que impone el bebé. El cuerpo necesita fuerzas para afrontar la energía extra que requiere el recién nacido.
Sí se pueden tener algunos cuidados, como evitar las grasas y el picoteo entre comidas.
- Hay que seguir una dieta variada y equilibrada y beber mucho líquido para evitar la deshidratación, procurando no abusar de las bebidas ricas en azúcar, como la horchata, la leche merengada o los granizados.
- No hace falta tomar caldos y guisos para recuperar las fuerzas. Las ensaladas de pasta, arroz o pollo también alimentan y si se aliñan solo con aceite aportan menos calorías.

Cómo hacer frente al calor

- Cierra las ventanas y baja las persianas para evitar que entre el calor en las horas centrales del día.
- Conecta el aire acondicionado y el ventilador siempre que no se dirijan directamente al bebé.
- Usa ropa cómoda y fresca de fibras naturales (algodón, lino o hilo), que transpiran mejor.
- Evita salir de casa en las horas de más calor. Pasea a primera hora del día o a última, cuando el sol empieza a ponerse.
- Toma mucho líquido.
- Queda con las visitas de confianza en un parque o una terraza al aire libre, en lugar de en casa.

Algunas señales en las dos semanas previas al parto

Las mamás primerizas tienen mucha ansiedad por saber cómo notar que el parto está por ocurrir. Es así que buscan la manera de predecir que el momento tan esperado del nacimiento se acerca. Por ello, compartamos algunas señales de que el parto comenzará, que ocurren en las dos semanas previas al parto.

Las contracciones previas al parto suelen hacer su aparición en los momentos de mayor cansancio; esta contracción endurece el abdomen pero es indolora.

La anatomía uterina también varía, pues comienza a contraerse junto con el abdomen y se siente en la pelvis esa contracción, que durará unos cinco minutos y puede ser dolorosa.

Las contracciones de Braxton-Hicks se vuelven más frecuentes en los días previos para ayudar a madurar al cuello uterino. Sin embargo, si las contracciones no aumentan de manera constante su duración, ni intensidad ni se dan cada vez más cerca una de la otra, causando que el cuello del útero dilate de manera progresiva, es probable que tan sólo sea una falsa alarma.

Los pechos se preparan para la lactancia, inflamándose y poniéndose duros, en algunas mujeres puede comenzar a salir calostro de los pezones.

El útero oprime tus pulmones, el estómago y la vejiga, con lo cual te costará respirar, deberás orinar con frecuencia y padecerás de acidez estomacal.

Pero al mismo tiempo, el bebé comenzará a descender en la pelvis, si es tu primer bebé, unas semanas antes del comienzo del parto puedes percibir como el niño se encaja en el canal de parto.

Esto significa que el bebé baja por la pelvis, preparándose para nacer, lo cual hará que sientas más peso en la pelvis, pero alivio para respirar y menos presión en el tórax.

Si el cuello del útero comienza a dilatarse al aproximarse el momento del parto, puedes expulsar el tapón mucoso, que se percibe como un flujo espeso que es el que ha mantenido sellado el útero todo este tiempo. Algunas mujeres lo pierden de una sola vez, mientras que otras lo hacen durante varios días. Se puede presentar algo de sangre en el flujo, lo que le da un color amarronado, rosa o rojizo. Un tacto vaginal – que el médico realiza para comprobar cómo va el cuello uterino – como también las relaciones sexuales, pueden afectar el tapón mucoso, aunque todavía falten algunos días para que el bebé nazca.

Con estas señales, podrás saber que tu bebé pronto nacerá.

La lactancia materna podría reducir el riesgo de padecer Alzheimer en las madres

Hace unas décadas la mayoría de los bebés tomábamos leche artificial. Esto hizo que justo cuando la ciencia avanzaba la leche materna quedara como una gran desconocida y que no sea hasta ahora, en la actualidad, cuando estamos descubriendo qué hace en el cuerpo de los bebés y qué hace en el de las madres que amamantan.

Sabemos que, entre otras cosas, dar el pecho reduce el riesgo de cáncer de mama, o lo que es lo mismo, que no amamantar aumenta el riesgo de padecerlo, y ahora conocemos otro efecto: la lactancia materna podría reducir el riesgo de padecer Alzheimer en las madres.
Datos del estudio

Para llegar a esta conclusión, investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, han realizado un estudio que se ha publicado en la revista “Journal of Alzheimer’s Disease“, en el que comentan además que cuanto más tiempo se prolonga la lactancia menor es el riesgo de padecer la enfermedad.

El estudio se hizo con 81 mujeres que padecen Alzheimer y 81 mujeres que no lo padecen (una muestra muy pequeña, en realidad), y les hizo ver que la lactancia ayuda a las mujeres que habían perdido tolerancia la insulina a restaurarla.

Ahora bien, cuando las mujeres tenían antecedentes de demencia en la familia, el efecto era menor, es decir, el riesgo se disminuía de un modo menos acentuado.

Los investigadores se muestran contentos al hallar nuevas líneas de investigación que les ayude a comprender cuáles son los factores que hacen que una persona sea susceptible de padecer la enfermedad de Alzheimer, que es el trastorno cognitivo más común del mundo, que afecta a 35,6 millones de personas, y contentos también porque la lactancia materna es cada vez más el alimento de los bebés, siendo una medida preventiva masiva y de nulo coste.

¿Cómo se explica?

El modo en que amamantar a un bebé disminuye el riesgo de padecer Alzheimer es desconocido. Los investigadores piensan que puede ser por la privación de la hormona progesterona durante la lactancia, conocida por hacer perder la sensibilidad de los receptores de estrógeno del cerebro, y que puede ser también por el aumento de tolerancia a la glucosa a través de la restauración de la sensibilidad a la insulina, ya que en el Alzheimer se observa una resistencia a la insulina en el cerebro.

Sea como sea, esperemos que esta nueva vía de investigación se amplíe con nuevos estudios que den conciencia a la sociedad, incluyendo al personal sanitario, de que lo más recomendable para los bebés y las madres es la lactancia materna y de que todos los que formamos el entorno debemos apoyar y ayudar a las madres para que puedan hacerlo sin críticas, sin interferencias y con al respeto que merecen.

30 julio, 2013

Para que tu bebé duerma bien también en los meses de calor

A los bebés les pasa igual que a los adultos: con calor, les cuesta más conciliar el sueño. ¿Qué podemos hacer para ayudarles a que duerman mejor en los meses de verano?

Temperatura del cuarto

La parte del cerebro que regula el sueño funciona mejor a una temperatura de 19 a 21 grados. Por encima o por debajo el sueño es menos reparador y se interrumpe más. Para lograr esa temperatura en los meses de calor, abrimos las ventanas y recurrimos al aire acondicionado, pero con un bebé en casa conviene tener en cuenta algunas cosas:

- Las ventanas abiertas y los ventiladores pueden generar corrientes, así que habrá que colocar la cuna a salvo de estas.
- Si el ventilador es de techo y con diferentes velocidades, airearemos la habitación antes de acostar al chiquitín y después dejaremos el aparato a la mínima velocidad necesaria para mantener un buen ambiente térmico.
- Si tenemos aire acondicionado, podemos ponerlo un rato para refrescar el cuarto, pero cuando entre el bebé es mejor apagarlo. El aire reseca las mucosas y puede difi cultar la respiración.
- No es raro que con el calor los bebés duerman peor la siesta. El ambiente tiene gran influencia en la calidad, duración y continuidad del sueño.

El pijama del bebé en verano

Es importante que el pequeño esté cómodo con la ropa que lleva. Lo ideal es que sea de un tejido natural que facilite la transpiración, como el algodón. Hay que comprobar que no lleva botones en el lado sobre el que reposa el bebé y que las costuras interiores son planas.

Picaduras de mosquitos

Para que los insectos no interrumpan su sueño, conviene cubrir la cuna con una mosquitera. La mayoría de los repelentes que se aplican en la piel se desaconsejan durante los primeros meses de vida. Ante la duda, lo mejor es no usarlos. Sí se pueden utilizar los productos que se enchufan, pero hay que encenderlos unas horas antes y desconectarlos cuando el pequeño entre en la habitación.

Qué hacer si el bebé suda mucho

El bebé es más sensible a la temperatura porque tiene más superficie corporal que un adulto en proporción a su peso. Al dormirse experimenta unos cambios hormonales que propician la sudoración y eso se nota más en la cabeza y en las manos. No tiene importancia y no precisa más cuidado que secarle suavemente.

Manicura y pedicura en el embarazo

Las futuras mamás conservan intacto su deseo de verse guapas, y en una época de sus vidas donde deben adaptar la moda a sus circunstancias físicas, la manicura en el embarazo junto con la pedicura es una manera de mantener su coquetería. Sin embargo, muchas temen que los productos químicos utilizados para estos fines, causen algún daño a su bebé en gestación.

Es que muchas personas creen y así recomiendan que la manicura o la pedicura durante el embarazo puedan resultar peligrosas para el bebé. Sin embargo, no existe evidencia de que esto sea cierto, y que la exposición a los químicos de las lacas, fortalecedores y quitaesmaltes, puedan resultar nocivos.

De todas formas, en las mujeres que durante el primer trimestre están demasiado sensibles a los aromas o que tenga su estómago demasiado revuelto, es posible que el contacto con estos productos cause molestias como náuseas, dolor de cabeza, y malestar general en especial si la futura mamá se expone a ellos en un espacio poco ventilado o por tiempo prolongado.

Algunas embarazadas pueden tener mayor sensibilidad en la piel, por lo tanto los pegamentos de las uñas de acrílico y las sustancias removedoras de laca, pueden producir irritación alrededor de la uña.

Las uñas también cambian con el embarazo, es por eso que pueden notar que crecen con mayor rapidez y se pongan más duras. También puede ocurrir que suceda todo lo contrario y se quiebren con mucha facilidad, por lo cual es posible que las uñas postizas no duren mucho.

A modo de conclusión, no es una contraindicación en el embarazo realizarse regularmente una manicura. Diferente es el caso de aquella mujer embarazada que trabaja a diario en contacto con este tipo de productos, que quizá deban considerar no hacerlo durante el embarazo o hacerlo en forma espaciada.

Lo que en cambio es mucho más probable es el olor de los productos químicos que se utilizan para hacerte las uñas, como la acetona, que pueden causar malestares, sobre todo durante el primer trimestre de embarazo. Por ello, si te sientes particularmente sensible a los olores fuertes en esas primeras semanas de la gestación, evita el contacto con estos productos para tus uñas.

Previene la hipotensión con una buena dieta

Los cambios hormonales que se producen con el embarazo modifican también el funcionamiento del sistema cardiovascular, y éstos cambios junto a las elevadas temperaturas del verano, pueden dar origen a un descenso de la presión arterial. Por eso, te contamos cómo prevenir la hipotensión con una buena dieta.

Si bien la hipotensión en el embarazo no representa tanta gravedad como la hipertensión, puede dar origen a molestos síntomas como mareos, náuseas, desmayos, debilidad y fatiga constante. Por eso, en verano más que nunca tenemos que evitar con una buena dieta que la presión arterial descienda a valores menores a 90/60 mmHg.

Una buena dieta para evitar la hipotensión

Como hemos dicho, para evitar la molesta bajada de presión arterial, podemos recurrir a una buena dieta que nos ayude a mantener la circulación de la sangre y la presión que ésta ejerce sobre las paredes de las arterias en niveles normales.

Para ello, es importante saber que con las elevadas temperaturas que caracterizan al verano es más frecuente la hipotensión, pues perdemos más líquido y ante una leve deshidratación, la presión arterial se reduce.

Para prevenir este descenso en la presión entonces, es fundamental cuidar la ingesta de líquidos y no beber menos de 2,5 litros diarios.

Además, resulta importante escoger alimentos con alto contenido acuoso, que no sólo nos refrescan sino que contribuyen a una buena hidratación. Por ello, a diario es aconsejable consumir frutas y verduras frescas que sumado a los beneficios antes dichos, contienen sodio de forma natural, un mineral que favorece la hidratación en el organismo.

Si bien no se recomienda consumir más sal o alimentos salados, sí podemos emplear vegetales con sodio natural en su composición como el apio, acelga, espinaca, espárrago, zanahoria, alcachofa, remolacha y tomate.

Una buena ingesta de líquidos y el consumo de alimentos con sodio en su forma natural pero con alto contenido acuoso, es fundamental para prevenir la hipotensión este verano.

24 julio, 2013

15 formas sencillas de estimular a tu bebé

El cerebro de tu bebé es una esponja. Para aprender, solo necesita que le ofrezcamos la posibilidad de experimentar. Aquí tienes 15 ideas prácticas para ayudarle a descubrir el mundo.

Música de Mozart, fichas para aprender a leer, un módulo de psicomotricidad… El bebé no necesita esas cosas para crecer sano y feliz. El movimiento y la estimulación son los únicos alimentos que necesita su cerebro, y su mejor herramienta de aprendizaje... ¡somos nosotros! En casa, sin preparación especial, podemos ayudar a nuestro peque a sentar una buena base sobre la que reposará todo lo que aprenda después. El primer año de vida es una época dorada, nunca después adquirirá tantos conocimientos en tan poco tiempo ni tan importantes para su desarrollo. Qué responsabilidad, ¿no?

No hay que agobiarse. Nuestro peque es más listo de lo que parece. Como todos los bebés del mundo, viene de serie con una serie de reflejos primitivos que le empujarán a gatear cuando toque, a sentarse y ponerse erguido cuando esté preparado...

Nosotros solo tenemos que acompañarle en ese proceso, y ofrecerle un entorno seguro donde desarrollar sus capacidades. Su cerebro es una esponja y, para aprender, solo necesita que le ofrezcamos la posibilidad de experimentar y que le animemos a descubrir el mundo por sí mismo. Estas son algunas cosas prácticas que podemos hacer para estimular al bebé.

1. Darle el pecho

Ya sabemos que la leche materna es lo mejor para su cuerpecito pero, además, también es perfecta para alimentar su cerebro. Los bebés nacen con un número determinado de neuronas que tienen que conectarse entre sí. Los ácidos grasos que están presentes en la leche materna ayudan a este proceso.

Además, cuando le damos de mamar, al cambiarle de pecho estamos favoreciendo la simetría corporal. De ahí que se recomiende alternar el lado de la toma también cuando toman biberón.

2. Tocarle mucho

Los bebés vienen de un medio acuoso y cerrado y tienen que aprender a saber cuáles son los límites de su cuerpo: dónde acaban ellos y dónde empieza el mundo, básicamente.

Cuando les masajeamos, se despiertan los receptores externos que les hacen darse cuenta de dónde están. Además, al niño que tiene problemas para iniciar la lactancia le ayudarán unos masajes en la palma de la mano y alrededor de la boca, al que tiene el intestino perezoso, en la barriguita...


3. Juegos de imitación

Cuando nacen, parece que solo comen y duermen... o no. En realidad, están deseando comunicarse con nosotros, desde el minuto uno. ¿Acaso no nos responden sacándonos la lengua cuando nos ven hacerlo a nosotros? El bebé va identificando a las personas que componen su círculo de confianza, ve que esas personas hablan, observa cómo abren la boca y producen sonidos, cómo acompañan los gestos de la cara al mensaje... Es una primera comunicación no verbal, que se completará cuando respondamos a sus grititos y gorjeos y les animemos a imitarnos.


4. ¡Al suelo!

Alrededor de los 9 meses, empezarán a gatear (insistimos, cada niño tiene su propio ritmo), pero a partir de los 6, ya podemos pasar ratitos en el suelo (pueden estar boca abajo desde el momento en que sostienen la cabeza), animarles con juguetes para que desarrollen la musculatura al intentar cogerlos o poner nuestras manos como tope si vemos que inician la marcha hacia atrás. Boca arriba, hay que intentar que hagan movimientos laterales hacia ambos lados, por ejemplo, llamando su atención con objetos, sonidos o... con su juguete más preciado: papá o mamá.


5. ¡Movimiento, por favor!

Todos los papás aprenden instintivamente que el balanceo, los movimientos rítmicos, ayudan a calmar al bebé. La constancia en determinados movimientos genera rutas, conexiones cerebrales que le ayudan a predecir qué va a pasar a continuación.

Es lo mismo que cuando le atendemos en cuanto nos reclama: “Lloro y mamá viene enseguida”, pensará.

6. Una casa a su medida

Durante el primer año, la casa se adapta al bebé y no al revés. Cuando empiezan a moverse solos necesitan un espacio que sea seguro para ellos, pero también donde puedan gozar de cierta libertad y no haya que decirles continuamente: “Eso no se toca”. Así que lo mejor es mantener fuera de su alcance todo lo que sea peligroso o se pueda romper (podemos ir enseñándole que lo es, dejando el objeto prohibido a su alcance para que aprenda que no lo puede tocar, pero que sea la excepción). En su cuarto necesitará espacio, suelo para moverse y tener los juguetes a mano.


7. Cerca del corazón

Si nuestro bebé es de los que se dejan envolver (hay otros que se agobian y no soportan no poder mover los brazos), resulta muy conveniente alternar periodos de libertad, por ejemplo, solo con el pañal, con otros en los que, ya sea envuelto en una toquilla o mantita en el carrito o con nosotros en el fular, vuelva a la seguridad del útero materno.

Llevarlos envueltos también desarrolla el tono muscular, porque los bebés hacen pequeñas presiones al intentar moverse y buscar los límites del espacio.


8. Mucho por investigar

No necesitan cacharros sofisticados, pero sí objetos de diferentes texturas, materiales o grosores. Pueden ser telas, cordones, tuppers, botellas de plástico, tapas, un palito, una hoja... Deben tener diferentes agarres, desde objetos grandes, como una pelota de trapo que vaya a manejar con la palma entera, a objetos pequeñitos que pueda coger con los dedos (para ayudarle a desarrollar el movimiento de pinza).


9. Pista de obstáculos

Antes de echarse a andar, necesitan dominar todos los movimientos (giros laterales, sentarse, ponerse de rodillas...). Para ayudarles a través del juego, podemos convertir nuestro salón en una sala de motricidad. ¿Cómo? Pues colocando un cajón a modo de obstáculo para rodear, cojines sobre los que pasar, una mesa para gatear por debajo, juguetes como meta y... el módulo más divertido: nosotros en el suelo para que nos escale o nos utilice como apoyo para ponerse de pie. “¡Ay, qué cosquillas!”.


10. I speak English

Para ayudarle a desarrollar la agudeza auditiva, podemos ponerle canciones en diferentes idiomas (basta con teclear en Google “músicas del mundo” y seguro que aparecen un montón). ¿Va a ser nuestro pequeño multilingüe con esto? Pues solo con esto no, pero su capacidad de discriminación de esos sonidos va a ser mayor y, por lo tanto, le resultará más fácil aprender nuevos idiomas.

Por cierto, una explicación para los papás que se celan porque el bebé se queda hipnotizado escuchando la voz de su mamá: es cierto que el recién nacido está más preparado para distinguir los sonidos agudos, pero a medida que pasen los meses, también escuchará perfectamente las voces más graves (es por eso por lo que dicen que la música de Mozart es mágica, porque tiene todas las frecuencias del sonido).


11. Juega conmigo

Aunque nuestro pequeño esté hecho un auténtico aventurero, hay ciertos juegos que no puede llevar a cabo sin nuestra colaboración: el aserrín aserrán, el caballito, guerra de cosquillas, el avión... Con todos estos juegos de movimiento desarrolla la musculatura, el equilibrio, disfruta con cierto nivel de peligro controlado... y algo no menos importante: cuando nos reímos juntos, los lazos se estrechan, la familia se hace más fuerte, construimos recuerdos.


12. Experimentar con la comida

En cuanto empiezan a probar distintos tipos de comida, es bueno dejarles que experimenten con ella. Si ya se sostiene sentado, puede ser uno más en la mesa familiar, sentado en su trona o en nuestro regazo. Se sorprenderá con todos esos nuevos sabores, olores y texturas, mejorará la motricidad fina al coger la comida con sus deditos y, lo más importante, asociará la hora de comer con un momento feliz junto a papá y mamá.


13. Proponerle retos

Los bebés tienen un montón de juguetes desde que nacen, pero ellos no necesitan tantos. El buen juguete es el que supone un reto, el que le da la oportunidad de ensayar, hacer algo y conseguirlo. Por eso es mejor agotar cada juego y, cuando lo haya conseguido, ir introduciendo otros que le supongan nuevos desafíos. Ojo, tiene que ser un reto asumible. Aunque es importante que empiecen a desarrollar tolerancia a la frustración, si el nivel de dificultad no está adaptado a su momento, no será interesante para él (es mejor guardar el juguete y ofrecérselo cuando haya avanzado más). Lo mismo pasa con los libros. Un bebé no necesita más de cinco cuentos. No quiere variedad. Quiere repetirlos, predecirlos, darse cuenta de lo que él sabe. Luego, los cambiaremos por otros cinco que serán sus favoritos del momento.

14. Retransmitirle la jugada

Por la calle, "¡mira, un camión!", en el baño: “ahora te voy a lavar el piececito, ahora las manos...”. Explicándole las cosas, le ayudamos a descubrir el mundo, a que le vayan sonando las palabras cotidianas y, además, al contarle lo que vamos a hacer en cada momento, él anticipa lo que va a pasar, lo que le da seguridad.


15. Aprendiendo a gatear y caminar

Cuando los niños empiezan a gatear (ya lo hemos dicho: en esa etapa, suelo, suelo y más suelo y si hay más niños y adultos ahí abajo, mucho mejor), el siguiente paso es que se sujeten y se eleven por sí mismos. Lo ideal es que dispongan de un sitio en el que apoyarse y que puedan rodear, por ejemplo, un correpasillos que sea relativamente pesado, que le cueste un poquito tirar de él y así le sujete. Está bien que les llevemos nosotros de la mano, pero cuando les dejamos solitos y ellos toman la iniciativa, se favorece su autonomía y su autoestima. El mensaje es: "Tú explora, mi niño, que aquí estoy yo por si acaso".