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24 julio, 2013

Controlar el horario en el que los niños van a dormir es esencial para su salud

En vacaciones de verano, la falta de obligación de ir al cole y los días más largos, hacen que los niños tiendan a irse a la cama más tarde. Sin embargo, pediatras advierten que es importante que los niños sigan manteniendo el mismo horario regular durante todo el año, por preservar su propia salud y la calidad del sueño del niño.

En verano, al dejar de lado la rutina que se tiene el resto del año, hace difícil que los niños tengan sueño a la misma hora de siempre, y además el calor del ambiente contribuye a dificultar que esto ocurra, debido a que el cuerpo se calienta alrededor de grado al dormir y se enfría otro tanto al despertarse. Si la temperatura climática es demasiado alta, como en verano, se hace más difícil dormir. Si los niños tienen calor, se despiertan más veces y descansan peor, lo cual dificulta su capacidad de descansar debidamente.

En principio, que los niños se vayan a dormir un rato más tarde no les causará un trastorno del sueño, siempre y cuando duerman la debida cantidad de horas, para ello habrá que ajustarles un horario de verano, en el que se irán a dormir más tarde pero también se despertarán más tarde durante la época estival.

Cabe señalar además que los niños pequeños se mueven por el impulso de energía que reciben, lo cual significa que en verano, al realizar más actividades al aire libre y moverse más, pueden estar más excitados y así se les dificulta luego dormirse.

Procura también mantener unas condiciones adecuadas en la habitación donde duerme tu hijo: sin luz, sin ruido y con una temperatura entre los 23ºC y 24 ºC durante todo el año. Si se presentan algunas alteraciones del sueño habituales en niños como temores, miedo a la oscuridad, entre otras, puedes mantener una luz tenue prendida, y acompañarlos leyendo un cuento o simplemente conversando hasta que se queden dormidos.

Sin embargo, y si bien se puede permitir que los niños se acuesten entre 30 minutos a una hora más tarde en las vacaciones sin que implique un cambio radical en la rutina, no conviene extenderse más allá, pues el problema se presentará cuando el niño tenga que volver a su casa y a la rutina escolar, pues le costará retomar su horario anterior.

En su justa medida, es perfectamente posible tener horarios menos estrictos durante el verano, para que al volver al cole no resulte tan difícil para ellos ni para sus padres.