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12 abril, 2013

Tratamientos de la epilepsia infantil

Durante estos últimos días hemos podido ver cómo la epilepsia se identifica al tener como característica principal la aparición de un importante número de crisis, lo que da lugar a un amplio abanico de consecuencias que abarcan varios aspectos del desarrollo evolutivo del niño.

Estos efectos deben abordarse lo más tempranamente posible con el fin de poder evitar importantes consecuencias sobre el rendimiento escolar o adaptación al entorno, e incluso a la familia. Por ello, hoy vamos a ver los diferentes tratamientos de la epilepsia infantil teniendo en cuenta las características individuales de cada niño.

Por un lado podemos hablar de tratamiento psicológico, el cual se considerará cuando las consecuencias de las crisis epilépticas pueden generar algún tipo de alteración en la calidad de vida del pequeño. Además de para intentar controlar el número de crisis que se producen, este tipo de tratamientos busca controlar diferentes aspectos emocionales que suelen acompañarlas.

Así mismo, es principal este tipo de intervención cuando queremos tratar con especial dedicación diferentes aspectos que acompañan a las crisis, como pueden ser descenso de la autoestima, diferentes alteraciones emocionales o problemas de conducta. En especial, la orientación familiar es una de las medidas de intervención más importantes debido a que evitar la sobreprotección del pequeño, tener más confianza en sus posibilidad o reforzar su autoestima van a permitir que la calidad de vida del pequeño crezca.

Por otro lado está, siendo uno de los tratamientos que se suelen tomar como primera medida ante alguien con crisis epilépticas, el tratamiento farmacológico. Este tipo de tratamiento implica una regulación periódica de sus niveles en la sangre del pequeño ya que si no se administra de forma adecuada se verán comprometidas algunas áreas del desarrollo del pequeño, como pueden ser sus habilidades cognitivas.

Después de que las crisis parezcan estar un poco más controladas se puede valorar el ir retirando de forma gradual su administración, siempre teniendo en cuenta que no queremos que estas crisis reaparezcan de forma brusca. Para ello, debemos tener en cuenta dicha desaparición, así como la normalización de los resultados de diferentes pruebas médicas (por ejemplo, electroencefalograma) tras el paso de, al menos, dos años.

Finalmente, también podemos encontrarnos los tratamientos quirúrgicos o cirugía antiepiléptica. Inicialmente, este tipo de alternativa terapéutica sólo era indicada en adultos, aunque durante los últimos años también se está barajando el poder aplicarla a niños que no evolucionan lo esperado mediante el tratamiento farmacológico.

Una de las principales razones por la que se está apostando por ello es que, además de mejorar la enfermedad de forma considerable, también ayudaría a mejorar las funciones cognitivas de aquellos niños en los que se hubieran visto comprometidas por causa de las crisis.

No obstante, para que los niños con epilepsia infantil puedan optar a este tipo de tratamiento y así lograr controlar considerablemente sus crisis, es necesario reunir una serie de requisitos, como son por ejemplo el presentar epilepsia al menos durante dos años con crisis frecuentes y estables, presentar convulsiones en un área del cerebro fácilmente identificable o que la presencia de dichas crisis interfiera significativamente en la calidad de vida del niño, pudiendo incluso llegar a ser un riesgo para su integridad física.

Así mismo, uno de los puntos más importantes a la hora de determinar si el tratamiento quirúrgico es el más indicado o no, es el de conocer que la intervención no tendrá consecuencias neurológicas o cognitivas graves en el niño, o que le lleguen a provocar algún tipo de discapacidad.

En la actualidad se está investigando para desarrollar técnicas de intervención que incluyan la implantación de microchips para controlar el foco epiléptico, o mecanismos que se coloquen en diferentes zonas cerebrales que progresivamente vayan liberando anticonvulsionantes. No obstante, las dos técnicas más usadas en cirugía antiepiléptica son la extirpación de la zona responsable de las crisis y la limitación de la propagación de las crisis mediante diferentes técnicas (cuando no es posible una intervención directa sobre la zona).

Esperamos que ahora que conocéis un poco más los diferentes tratamientos de la epilepsia infantil, y junto a los otros post relacionados con el tema, comprendais un poco mejor en qué consiste la epilepsia infantil y qué consecuencias puede tener, no sólo en el niño, sino también en su entorno más cercano.