Investigadores descubrieron que la exposición del feto a excesivos niveles de hormonas del estrés puede predisponer a trastornos del estado de ánimo en la vida adulta, logrando individualizar un mecanismo que puede contribuir a este proceso.
Es que cada vez más se sabe que el ambiente en el que se gesta el niño en el útero materno puede tener profundas consecuencias a largo plazo sobre la salud, en especial en el incremento del riesgo de enfermedades.
En casos de estrés, duelo o abusos, se aumentan los niveles de glucocorticoides en la madre, que son los que dejarán una marca en el bebé. Los glucocorticoides están dentro de las llamadas hormonas del estrés, se producen naturalmente como respuesta al estrés.
Otra de estas hormonas es el cortisol que puede ser un factor clave en la programación del feto, en cuanto a su riesgo de enfermedad en la edad adulta. El cortisol reduce el crecimiento fetal y modifica el tiempo de desarrollo de los tejidos, además de tener efectos duraderos en la expresión génica.
Cabe señalar que los glucocorticoides sintéticos que reciben las madres con riesgo de parto prematuro para acelerar el desarrollo pulmonar del feto y que puedan sobrevivir al hecho de nacer antes de tiempos – si bien salvan muchas vidas – la dosis, el número de tratamientos y el fármaco utilizado, deben ser cuidadosamente vigilados, por este mismo motivo.
