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07 marzo, 2009

Siete errores frecuentes con los medicamentos

Dar medicamentos sin receta médica es un gran problema. Estamos generando bacterias resistentes a los antibióticos y nos quedamos sin armas para atacarlas. Estos son los errores más comunes.

El principal argumento que los padres tenemos para administrar medicamentos por nuestra cuenta es que "tiene lo de siempre". Pero no tiene por qué ser lo de siempre. Y aunque lo fuera, a lo mejor ahora hay un medicamento que es más eficaz, puede que nuestro hijo requiera esta vez una dosis distinta o que con el tiempo hayamos olvidado el número de días y de tomas que nos dijo el pediatra.

Dosis incorrectas

"¿Qué me dijo...? Será lo de siempre..." A veces no nos damos cuenta de que la cucharilla es de diez mililitros y la llenamos hasta arriba, aunque nos recetaron cinco.

Error

En ocasiones extrapolamos lo que le damos del antitérmico habitual al otro que toma por primera vez, o nos inventamos una medida universal que usamos siempre, como esa cucharita de postre que tenemos en la cocina. Pero a la hora de tomar un medicamento todo tiene un porqué, y solo obtendremos los efectos deseados si somos estrictos en la administración.

La dosis correcta es fundamental y cada mililitro tiene su función.

Retirarlo antes de tiempo

"Como ya está bien...", decimos a menudo. Y así aplicamos a nuestra manera la moderación en el uso de los fármacos.

Error

No es ahí donde tenemos que recortar. Especialmente los antibióticos han de ser administrados exactamente el número de días que el pediatra señale y la razón es simple: el doctor sabe cuánto tiempo necesita el antibiótico para acabar con la bacteria.

Si dejamos de darle el medicamento cuando desaparecen los síntomas, es posible que la bacteria siga viva (aunque debilitada), y si no cumplimos el tratamiento hasta el final, le damos la oportunidad de recuperarse y aparecer de nuevo con muchos más recursos frente a los antibióticos.

Muchas enfermedades de repetición son el resultado de haber seguido mal el tratamiento, lo que ha generado una bacteria resistente a todo.

Compartir con los hermanos

Hace una semana que la niña sufrió un resfriado y su hermanita empieza a presentar los mismos síntomas. Su madre ha cogido el jarabe que le dio a la mayor y se lo va a dar a la pequeña. Piensa que así evitará que el catarro progrese.

Error

En la infancia todas las enfermedades se parecen en sus síntomas, aunque sean muy diferentes. Estamos haciendo un diagnóstico que puede ser perjudicial para nuestro hijo, ya que le estamos administrando medicinas sin saber realmente qué tiene; además, podemos estar enmascarando una enfermedad seria.

Doble dosis

El niño lo ha vomitado todo, jarabe incluido, o eso cree su mamá. ¿No es eso que aparece mezclado con el maíz? Le da otra vez el antibiótico. También lo hacen otras madres cuando al niño se le sale el jarabe por las comisuras de la boca.

Error

¿Cuándo darle más y cuándo no? Es primordial utilizar el sentido común. ¿El niño ha vomitado nada más recibir la dosis? Entonces es muy probable que no haya llegado a ninguna parte. Pero si vomitó media hora después de tomar el medicamento hay bastantes posibilidades de que ya esté donde tiene que estar... Los fármacos se absorben con mucha rapidez. El tipo de medicamento también marcará la pauta: ¿era para el corazón? En este caso, hay que tener más cuidado con una sobredosis que si se trata de un antitérmico.

Conservar y administrar todos de igual manera

Es muy frecuente guardar todos los medicamentos en un único botiquín y en las mismas condiciones. Pero no todos los fármacos se conservan igual, son como los alimentos: ¿Van todos a temperatura ambiente o todos en la nevera? No.

Error

Cada uno tiene unas características específicas que es decisivo respetar para su conservación y para obtener el efecto deseado. Además, no todos los fármacos se administran igual.

Hay medicamentos que no se absorben bien con leche, como el hierro, unos que necesitan el estómago lleno y otros que lo necesitan vacío para hacer efecto. La conservación y administración de los medicamentos nos plantean dudas que no siempre preguntamos, y es importante hacerlo.

Si poco es bueno, más es mejor

Muchas madres, por ejemplo, ante el eccema de su hijo aplican generosas dosis de su crema para el picor.

Error

La capacidad de absorción de la piel del niño es muy alta, de modo que todo lo que apliquemos sobre ella puede pasar fácilmente a sangre. Una dosis alta puede perjudicarle. La medida ideal es la crema justa para que con un leve masaje desaparezca.

Dejar al alcance de los niños

Lo avisan en todos los anuncios y estamos totalmente de acuerdo y, sin embargo, no es difícil ver el antitérmico en la mesilla de noche del niño.

Error

En el fondo de nuestro cerebro está la idea de que... ¡el niño nunca va a querer tomar el medicamento por su cuenta! Sin embargo los jarabes tienen sabores y colores atractivos y esto hace posible que el niño, además de tomárselo con gusto cuando le toca, quiera darle un traguito si se queda a mano. Es muy importante no dejar los medicamentos al alcance de los niños.

Utilizarlos de forma segura

* Apuntar siempre lo que nuestro hijo debe tomar y la forma de hacerlo. En la consulta lo tenemos todo claro, pero al salir o a la hora de administrarlo es cuando surgen las preguntas.
* Resolver todas nuestras dudas antes de salir de la consulta del pediatra, y no dar nada por sabido:

* ¿Podemos esperar algún efecto secundario?
* ¿Hemos de tomar alguna medida especial?
* ¿Puede recordarnos cuántos días y cuántas tomas?

* Comprobar que el nombre que figura en el envase coincide con lo que nos han recetado.
* Confirmar que lo tenemos en la presentación recetada (jarabe, suspensión, comprimido) y en la cantidad indicada. No cambiar una presentación por otra a nuestro gusto. A veces dos formas diferentes de un mismo medicamento, con la misma dosis no actúan igual.
* Seguir estrictamente la frecuencia indicada por el pediatra en las tomas: no saltarnos tomas, ni adelantarlas, sobre todo en el caso de los antibióticos.
* Tomar el medicamento exactamente el número de días recetado por el pediatra. Ni uno más, ni uno menos.