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28 octubre, 2008

Mejora la alimentación de tus hijos

No podemos negarlo: la dieta de nuestros hijos tiene algunas carencias y ciertos excesos. Saber qué alimentos hay que evitar y cuáles debemos incrementar, nos ayudará a conseguir que crezcan más sanos y fuertes.

Los expertos no se cansan de repetirlo: la alimentación de los más pequeños debería mejorar. Estas recomendaciones te serán útiles para lograr que sigan una dieta sana.

  • Desayunar. Después de ocho o diez horas de ayuno, es primordial sentarse a comer algo para empezar el día con buen ánimo y concentrarse en el colegio. En esta comida no debe faltar un vaso de leche con azúcar o cacao (u otro derivado lácteo), fruta y un cereal (copos, tostadas, etc.).

  • Hacer cinco comidas. Tres grandes y dos pequeñas en el recreo y la merienda. Al comer, a menudo se evitan las bajadas de glucosa y se digieren mejor los alimentos.

  • Tomar cinco raciones de frutas y verduras al día. Estos vegetales cubren las necesidades de vitaminas y minerales y además ayudan a prevenir ciertas enfermedades, entre ellas algunos tipos de cáncer. Se considera una ración de fruta una pieza o una porción de entre 50 gramos (plátano, uvas, cerezas, higos) y 100 (naranja, pera, ciruela, piña, kiwi, fresa). En el caso de las verduras, una ración son 100 g de alcachofas, 150 de judías verdes o 200 de acelgas, espinacas, coliflor o calabacín.

  • Ingerir seis raciones de hidratos de carbono complejos (legumbres, arroz, pan, pasta). Este grupo de alimentos proporciona glucosa, que es la gasolina del organismo, lo que nos permite movernos y tener actividad intelectual. Se consiguen al tomar tres rebanadas de pan, unos cereales y un plato de legumbres.

  • Evitar el exceso de grasas. Las saturadas (bollería, fritos) dañan los vasos sanguíneos.

  • No abusar de la sal. Para cubrir las necesidades de sodio es suficiente con la que se pone al cocinar. No hay que añadir más.

  • Evitar comer delante de la tele. Consumen patatas fritas, gusanitos y otros aperitivos que contienen muchas grasas, sobre todo de las llamadas trans (parcialmente hidrogenadas) , que se acumulan en el abdomen y en torno a los órganos vitales. Las chucherías tampoco son recomendables, desequilibran la dieta, favorecen las caries y quitan el apetito.