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30 mayo, 2013

Cuando dudas sobre tener o no un segundo hijo

Dicen los estudios que la mayoría de parejas, antes de ser padres, explican que les gustaría tener más de un hijo. Sin embargo, la natalidad en España es bastante baja, pues en la actualidad andamos en 1,36 hijos por mujer, siendo la media europea de 1,57 niños por mujer.

Esto quiere decir que de lo que a las parejas les gustaría tener de inicio a lo que acaban por tener hay una distancia bastante grande que responde a muchas razones. No están todas las que son, pero vamos a enumerar y explicar cuáles son los factores que suelen generar dudas y que pueden llegar a hacer que una pareja acabe quedándose con un solo hijo, sin ir a por ese segundo hijo (o más) que pretendían al principio.

Ser padre, ser madre, no es una tarea fácil

El cambio que sucede cuando un día te conviertes en padre es bastante duro, bastante fuerte. Muchos padres lo pasan realmente mal al principio (nosotros también tuvimos momentos muy duros) por muchas circunstancias: el tiempo para ti desaparece por completo, la vida que tenías se esfuma, te dan las diez de la noche y te das cuenta de que la casa está más desordenada que nunca, el niño llora porque tiene hambre, o porque no la tiene, o porque le duele la barriga, o ni sabes por qué llora, pero sigue quejándose y no hay manera de que se pueda quedar un momento en la cuna, dormido, para poder hacer esas cosas cotidianas que hacías unos días atrás y que ahora te parecen un lujo, o una tarea imposible.

Y en las revistas no decían nada de esto, ni la familia te avisó. Tú creyendo que los bebés comen, duermen y cagan, y resulta que hay un cuarto verbo que dice “y te necesitan a todas horas”. Que sí, que algún momento consiente irse a otros brazos, pero no pensabas que esto fuera así. Le quieres, le amas con locura, pero hace falta tiempo para darte cuenta y asumir que tienes que dar mucho de ti y de tu tiempo a la causa.

Cuando el niño crece un poco, cuando es más autónomo, empieza a hablar, las rabietas van cesando, parece que va comiendo bien y duerme mejor, cuando una madre y un padre observan que ya están recuperando una pequeña porción de sus vidas, aparecen las primeras dudas acerca de tener otro bebé o no. Algunas parejas tienen claro que sí, que ya están en el lío y que adelante. Otras, en cambio, pueden sentir que no están preparados o no se sienten a gusto con un nuevo embarazo y con empezarlo todo de nuevo y prefieren dedicar su tiempo a su hijo y a sí mismos, a seguir, más o menos, con la vida que llevaban antes (o con un estilo de vida diferente, que todo puede ser, pero sabiendo que el control sobre todo es más fácil que si tienes más hijos).

Miles de parejas, miles de realidades

Sólo una pareja sabe lo que se cuece en su casa, más ahora que sobrepasamos los seis millones de parados y que, los que trabajamos, estamos pendientes de un hilo, a expensas de que al gobierno se le cruce el último cable y haga más recortes, suba el IVA o nos fastidie por donde se les ocurra.

Hoy en día es difícil vivir con un sólo salario y, sin embargo, muchos padres están haciendo muchos esfuerzos para hacerlo posible. En algunas ocasiones por decisión propia y en muchas, muchísimas, porque no queda más remedio. La incertidumbre, no saber qué pasará mañana, no tener claro que las deudas podrán pagarse y todos los miedos que pueden aparecer por la situación actual puede hacer (está haciendo) que muchas parejas se planten con un solo hijo.

Como además no hay ayuda alguna para las familias hasta que tienes tres hijos, los padres sienten poco apoyo por parte de nuestros mandatarios, que están permitiendo que una quinta parte de nuestros niños estén en situación de pobreza.

Los abuelos, cuidadores, aunque mayores

Además de todo esto, y dado que en muchos hogares trabajan madre y padre, alguien tiene que cuidar de los niños. Las guarderías solucionan el problema en algunas ocasiones, pero no siempre. Las plazas son limitadas y aún siendo subvencionadas hay que pagar. Si hablamos de una privada, pues aún hay que pagar más. Esto hace que muchas parejas cuenten con los abuelos para cuidar de los niños, pero muchos abuelos cuentan con edades ya avanzadas, precisamente porque muchas parejas tienen hijos más mayores, a partir de los 30-35 años.

Que te cuiden a un hijo, aún, pero cuando han pasado dos o tres años y ves que están cansados cuesta pensar en que enseguida tendrán que cuidar de un segundo niño, de un segundo bebé. Esto pensando en que seas el único de la familia con hijos, porque si tienes hermanos o hermanas con hijos y tienen que hacerse cargo de varios niños ni te cuento.

Donde caben tres, caben cuatro

“Donde caben dos, caben tres”, “donde caben tres, caben cuatro”, y así podemos seguir hasta no sé cuándo. Sin embargo no siempre es una cuestión de caber. Antiguamente los niños heredábamos la ropa de nuestros hermanos, jugábamos con lo poco que teníamos y si no teníamos nos lo inventábamos, pasábamos las horas en la calle con otros niños, pero ahora las costumbres han cambiado mucho. Los niños ya no pasan el tiempo en la calle, sino en casa o con actividades dirigidas, que hay que pagar.

Si están en casa necesitan estímulos para que no se suban por las paredes, mediante juguetes, nuestro tiempo, cuentos, libros, etc., los fines de semana muchos padres buscan actividades que hacer, acudir a museos, conciertos, al cine, salir de fin de semana de tanto en cuanto, para que los niños tengan vivencias más allá de las cuatro paredes de su habitación y todo esto, aunque lo hagas de higos a brevas, cuesta dinero.

Hay ocasiones en que la llegada de un segundo hijo puede llegar a dificultar todo esto. Sé que este punto puede sonar duro (comodidades vs otro hijo), pero es una conjugación de factores, es una suma de éste y quizás los anteriores u otros que no llegué a comentar, y este tiene su propio peso también, porque hay quien prefiere tratar de dar lo mejor (en tiempo y recursos) a un solo hijo que tener que repartir ese tiempo y esos recursos entre los dos, a riesgo de no poder hacer muchas de las cosas que querrían hacer.

No querer, o no poder

Otra posible razón es no querer, tan válida como las demás. Yo, por ejemplo, no quiero tener un cuarto hijo. Me planté con los tres por muchas razones y, aunque sé que al cuarto lo querría tanto o más que a los otros tres, no quiero. Para tener un hijo los dos padres tienen que querer tenerlo, y esto no siempre sucede. A veces se acaba negociando, hablando, y se llega a la decisión de ir adelante, y a veces uno de ellos se enroca por las razones que sean.

Además del no querer, está el no poder. Muchas parejas tienen a su primer hijo, como he comentado, pasada la treintena, y a medida que pasan los años las probabilidades de embarazo descienden. Son muchas las parejas que acaban con un solo hijo porque el segundo no llega, a pesar de los intentos.

¿Y si al final me quedo con un solo hijo?

Va, id a haced lo que tengáis que hacer. Seguro que os habéis sentado un momento de nada a ver qué se cocía en internet y tenéis otras cosas por hacer más importantes que requieren tu atención.