Según una investigación de la Universidad de Murcia y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), los recién nacidos lloran por enfado o miedo cuando tienen los ojos abiertos y por dolor cuando los mantienen cerrados.
Es que las mamás y los papás primerizos realmente encuentran dificultades a la hora de determinar la causa del llanto, y aunque las estimaciones habituales son hambre, sueño, dolor o molestia o un pañal sucio, muchas veces pueden sentirse desconcertados y que realmente no saben qué le pasa a su bebé.
Se dieron cuenta entonces que los gestos como así también la intensidad del llanto van creciendo paulatinamente cuando el niño está enfadado, pero si quiere expresar dolor o miedo, el llanto es intenso desde el primero momento.
“El llanto es la primordial forma que tienen los recién nacidos de informar las emociones negativas y, en la mayor parte de los casos, la única manera que tienen de manifestarlas”, ha señalado el investigador de la Universidad de Valencia, Mariano Chóliz.
Es precisamente el llanto por enfado o miedo el más difícil de identificar por los padres, no así el dolor. Aparentemente, una cuestión evolutiva hace que el dolor se identifique rápido – atender una situación de salud potencialmente peligrosa.
Cuando el bebé llora por enfado mantiene los ojos semi cerrados, con una observación aparentemente sin dirección o, por el contrario, fija y prominente. Su boca está abierta o entreabierta, y la intensidad del llanto se incrementa en forma progresiva.
Si el bebé tiene miedo, los ojos permanecen abiertos alrededor de todo el tiempo, con una mirada escrutadora y en ocasiones, tirando la cabeza hacia atrás, el llanto además aparece de forma explosiva.
Finalmente, el dolor se manifiesta con los ojos cerrados casi todo el tiempo, con tensión en la zona ocular y ceño fruncido.
