Bien abrigada, las embarazadas pueden pasear mejor que en verano, sin los inconvenientes del calor. Además, están las actividades a cubierto como el yoga o la natación. Eso sí, tu cuerpo ha cambiado y tienes que tomar precauciones para que no haya accidentes.
Sobre el ejercicio en invierno de las embarazadas
Es normal que ahora apetezca menos salir de casa, pero es importante mantenerse activa. El ejercicio en el embarazo mejora el estado físico y, si la madre se encuentra mejor, el niño lo nota:
Se pueden realizar actividades a cubierto: natación en piscina climatizada, yoga, bicicleta estática… Antes de empezar conviene estirar los músculos y hacer ejercicios de precalentamiento.
Hay que tener cuidado con los enfriamientos –no sudar en exceso y no desabrigarse de golpe, aunque se tenga mucho calor- y tomar muchos líquidos para compensar el agua que se pierde con la transpiración.
Para evitar tropiezos y caídas durante el embarazo
Con el aumento de volumen del abdomen, el centro de gravedad del cuerpo se desplaza y la columna se va inclinando hacia atrás. En consecuencia, la futura mamá se vuelve menos ágil y más propensa a los tropezones.
Ciertos hábitos pueden ayudar a evitar las caídas y resbalones, como usar los pasamanos de las escaleras, utilizar zapatos con suela antideslizante, pisar con cuidado si el suelo está mojado, no correr ni andar apurada.
Si puede haber algo de hielo o nieve en el camino, conviene que la futura mamá vaya acompañada de otra persona que pueda ayudarla para no resbalar.
Al volante es recomendable utilizar el cinturón de seguridad especial para embarazadas y adaptar la velocidad a las condiciones de la vía y el clima. Cuando las condiciones empeoran mucho mientras se conduce (niebla, viento fuerte, lluvia), lo mejor es detenerse en un lugar seguro y esperar a que el tiempo mejore.
