Un estudio realizado por la Universidad West Virginia, de Estados Unidos, se aventuró a investigar el penoso sueño de las mamás – y en muchos casos también los papás – durante los primeros meses de vida de su primogénito.
Así, se llegó a la conclusión que si bien a lo largo de la noche suelen cumplir con las siete horas de sueño necesarias para que un adulto se mantenga saludable, lo que ocurre es que las numerosas interrupciones hacen que ese descanso no sea de calidad, y por tanto al día siguiente se sienten fatales.
En total, las mamás pasan algo de dos horas despiertas por noche, lo que influye negativamente tanto en su estado de ánimo – predisponiéndolas a la depresión posparto – como también al retomar sus tareas laborales y descubrir que no rinden lo mismo que antes.
Estas consecuencias negativas son similares a la de la apnea del sueño, trastorno por le cual muchos adultos sufren de cansancio y otras consecuencias.
Dado que el sueño profundo – necesario para reponer energías – realiza ciclo de entre 90 minutos a dos horas, puede que las madres completen pocos o ninguno de estos ciclos. De allí, deriva el cansancio característico.
Los expertos recomiendan estrategias para ayudar a las madres a descansar. Una puede ser almacenar la leche materna en biberones para intercalar con el padre la alimentación nocturna del bebé.
Otro consejo es que si el bebé duerme al menos dos horas seguidas la siesta, acompañarlo porque es de gran ayuda.
06 septiembre, 2010
Las madres primerizas duermen suficiente cantidad de horas, pero no descansan bien
Etiquetas:
Embarazo