El hipo en los recién nacidos y en los lactantes pequeños es muy frecuente e incluso lo podemos considerar como habitual, pues están desarrollando y perfeccionando el reflejo de deglución y pueden ingerir con facilidad aire a la vez que alimento, lo que aumenta la distensión gástrica que puede provocar el hipo.
Esta circunstancia mejora hacia los tres o cuatro meses, momento en el que también mejora la persistencia del hipo. Es aconsejado buscar la mejor postura para dar el pecho al niño, comprobando que al abrir la boca para coger el pecho, el bebé echa ligeramente hacia atrás la cabeza para liberar bien la nariz.
Igualmente, hay que evitar aquellas circunstancias que favorecen la ingestión de aire, evitar que llore desesperadamente, evitar el chupete, así como que degluta con mucha ansia (evitando que dé tiempo a que tenga mucha hambre). Ayúdale a que expulse bien los aires después de las tomas, con las posturas tradicionales, bien boca abajo recostado sobre el antebrazo, o sobre el hombro, durante breves espacios de tiempo.
También viene bien el masaje abdominal, pues facilita el movimiento intestinal y favorece la expulsión de gases, además, tiene otros beneficios como mejorar el tono muscular, y favorece el vinculo afectivo con los padres; será muy sencillo, con suaves caricias siguiendo el sentido de las agujas de reloj, flexionando las piernas del bebe, dobladas por las rodillas y presionando ligeramente sobre su abdomen.