En las últimas décadas se han optimizado muchas terapias para aliviar los fuertes dolores de parto. Sin embargo, en cierta medida se ha exagerado un poco en este sentido, puesto que se ha quitado una función importante de toda la labor que se cumple precisamente con estos dolores.
Hoy por hoy es altísima la tasa de mujeres que paren con anestesia o analgesia epidural. Sin descartarla por completo en determinados casos – trabajos de parto muy largos y madres agotadas por ejemplo – en muchos otros debería haber algunos alicientes para evitarla si se puede.
Antes de decidir qué hacer con respecto al uso de la epidural, las futuras mamás deben comprender que los dolores cumplen funciones fisiológicas. Es que el dolor provoca la producción de endorfinas naturales, que llegan también al bebé y ayuda a que ambos soporten el proceso.
Al mismo tiempo, hay muchos factores que aumentan la sensación de dolor y que son totalmente evitables: miedo, un ambiente perturbador, una excesiva intervención médica, desinformación, falta de alternativas más naturales para aliviar ese dolor.
Las endorfinas además, son una parte importante de la batería hormonal que ayudan a la mamá a conectarse con su hijo. Esto no quiere decir que la mujer que no sufre no conectará con su bebé, pero el proceso natural ayuda en la creación de ese nuevo vínculo.
Por ello, las mujeres deberían poder decidir si desean o no una anestesia epidural, pero eligiendo desde el conocimiento completo de los pros y contras, y no simplemente, ser objetos de prácticas médicas protocolares y estandarizadas
07 julio, 2010
El dolor de parto cumple funciones importantes
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