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25 octubre, 2009

Causas de infertilidad femenina

Los factores ambientales y el estilo de vida actual juegan un papel importante en la infertilidad.

El sedentarismo, el consumo de cafeína y alcohol, la obesidad, los ritmos circadianos y algunos compuestos químicos presentes en insecticidas, cosméticos, envases de alimentos o juguetes son factores que han demostrado reducir de forma considerable la probabilidad de tener un hijo.

Sedentarismo, obesidad y fertilidad

El sedentarismo influye en la fertilidad femenina, ya que la falta de ejercicio suele ir asociada al sobrepeso.

Las mujeres obesas tienen casi el tripe de probabilidades de sufrir infertilidad “y de fracasar en los intentos de quedarse embarazadas, tanto en los ciclos de concepción natural como asistida”, explica el doctor José Bellver, del Instituto Valenciano de Fertilidad (IVI) Valencia.

La obesidad altera la calidad del ovocito y del embrión y afecta al entorno uterino, por lo que es más difícil quedarse embarazada si se tiene sobrepeso. De hecho, las mujeres obesas también responden peor cuando se someten a una estimulación ovárica antes de una fecundación in vitro, según el doctor Bellver, y tienen más posibilidades de sufrir complicaciones durante el embarazo.

La buena noticia es que en cuanto la mujer adelgaza, sus probabilidades de quedarse embarazada aumentan. La experiencia del IVI es que solo con una pérdida de peso del 5 por ciento mejoran los índices de ovulación y embarazo e incluso alcanzan los niveles de las mujeres que están en su peso.

Cafeína y alcohol: malos para la fertilidad

El consumo de alcohol y cafeína puede retrasar el embarazo.

Además, se ha comprobado que más de tres tazas de café al día (150 miligramos), aumentan el riesgo de aborto y de bajo peso al nacer.

Por eso es muy importante limitar el consumo de café desde que se abandona el método anticonceptivo para buscar el embarazo. Si en ese periodo se toman muchos cafés, es posible que el óvulo fecundado se malogre en momentos muy tempranos de la gestación, y la mujer ni siquiera llegue a saber que estuvo embarazada.

Cuidado con la cafeína, porque no está solo en el café: se encuentra también en los refrescos de cola, el té, el chocolate, las bebidas energizantes…

El consumo de alcohol, tanto por parte de la madre como del padre, además de retrasar el momento de la concepción incrementa el riesgo de tener abortos espontáneos y niños con problemas físicos, psíquicos o de comportamiento.

El tipo de defectos y su gravedad depende de la cantidad de alcohol que la embarazada tome y de su susceptibilidad genética, entre otros factores, así que es mejor dejar de consumir alcohol desde el momento en el que se empieza a ir a por el bebé.

En los tratamientos de reproducción asistida, el consumo de alcohol en mujeres se asocia con una disminución de la extracción de ovocitos y embarazos.

Fumar: un clásico que perjudica la fertilidad

Múltiples estudios científicos evidencian el efecto negativo que tiene fumar sobre la fertilidad, ya que afecta prácticamente a todos los sistemas implicados en el proceso reproductivo.

En las mujeres, el impacto de los cigarrillos sobre la reserva ovárica se constata por la edad más temprana en que las mujeres fumadoras tienen la menopausia.

Además, “varios componentes del tabaco afectan al proceso de maduración de los folículos de los ovarios, que se traducen en peores parámetros en los procesos de fecundación ‘in vitro’. También la receptividad uterina y la función tubular se ve alterada por este hábito”, explica el doctor Sergio Soares, director de la Clínica IVI en Lisboa (Portugal).

Los contaminantes químicos afectan a la fertilidad

Determinados productos químicos, como los eftalatos, el bisfenol y el ‘DDT’, “pueden estar contribuyendo a resultados reproductivos adversos como infertilidad, aborto, parto prematuro, síndrome del ovario poliquístico, endometriosis y retardo en el crecimiento intrauterino en la población general”, según explicó el doctor Edward V. Younglai, de la Universidad de McMaster de Hamilton, Ontario (Canadá), en el III Congreso Internacional IVI sobre Reproducción Asistida.

Estos contaminantes químicos, llamados compuestos perturbadores endocrinos, están presentes en multitud de productos que usamos a diario. El bisfenol, por ejemplo, se utiliza en la fabricación de botellas de agua, biberones, equipamientos médicos, teléfonos móviles y juguetes. Los eftalatos están presentes en cosméticos, materiales de construcción, pinturas y productos de limpieza, mientras que el ‘DDT’ se usa en insecticidas.

El trabajo por turnos no ayuda a conseguir un embarazo

Los ritmos circadianos, es decir, los ritmos que genera la luz del día o la falta de la misma en nuestro organismo, también influyen en la reproducción. Aunque es necesario hacer más estudios sobre esto, el doctor José Bellver, del IVI, asegura que “se ha demostrado que las trabajadoras por turnos pueden tener irregularidades menstruales, abortos espontáneos y una menor fecundabilidad”.