Educar a los niños sobre la importancia de cuidar su visión es una manera eficaz de evitar problemas de visión, eso es una tarea que tanto padres como madres deben hacer.
El desarrollo del sentido de la visión ocurre desde el momento del nacimiento hasta los siete u ocho años de edad. Por ello, es de suma importancia prestar una especial atención a los cuidados oculares durante la infancia. Hasta los tres años la agudeza visual del bebé aumenta un 50%, y sobre los cinco años ya alcanza el 100%. Así, es necesario detectar una anomalía lo más rápido posible, puesto que cualquier lesión que ocurra durante esas edades puede detener el progreso de la visión y dejar secuelas de por vida.
Ojos bien protegidos
Los niños pasan la mayor parte de su tiempo en espacios abiertos, expuestos a la radiación solar casi tres veces más que un adulto. Así, es básico que los padres tomen conciencia y enseñen a sus hijos sobre la importancia de proteger sus ojos del sol, algo que conlleva el uso de gafas, y que no se soluciona con una gorra. En España, 4 de cada 10 niños utilizan gafas con prescripción, mientras que solo el 6% cuenta con lentes protectoras de los rayos ultravioleta. Además, llevar gafas de bucear en la piscina o en el mar y el uso de lágrimas artificiales contra la sequedad ocular son algunos hábitos saludables que evitarán irritaciones y otros problemas secundarios.
¿Cuándo visitar al oftalmólogo?
La edad recomendada para empezar a visitar al oftalmólogo son los tres años, ya que es cuando el niño puede responder a pruebas de agudeza visual y se le pueden aplicar tratamientos que resulten eficaces. No obstante, el pediatra será el encargado de llevar un control previo. A partir de ese momento, será importante que desde los 3 hasta los 14 años el niño sea sometido a una revisión completa cada dos años.
Por supuesto, en el caso de notar algún tipo de problema ocular en éste (véase si fuerza mucho la vista para leer o ver la televisión; si guiña mucho los ojos, los entorna o los mueve involuntariamente; si presenta la pupila sutilmente gris o la esclerótica roja, etc.) es imprescindible acudir al especialista. La identificación temprana de los problemas de visión de un niño puede resultar crucial. Un examen completo puede evitar dificultades futuras tales como el astigmatismo, estrabismo, miopía, hipermetropía… y en general patologías que pueden provocar un efecto negativo en la capacidad de aprendizaje del niño.