La importancia de conversar con los hijos, parece un concepto obvio, pero créeme que a medida que ellos crecen, uno va valorando el peso que tiene el hecho de que conversar sea un hábito, algo natural y no una situación “forzada”. Hace pocos días compartíamos un post interesante y de algún modo complementario con el de hoy: Tres secretos eficaces para imponer disciplina.
Observa que digo complementario, porque lo cierto es que los años te enseñan que con los hijos lo ideal es el equilibrio: “algunas cosas se negocian…, y otras no“. El post anterior hace referencia a lo no negociable: hábitos de higiene, tolerancia, solidaridad, hábitos alimenticios, cuidarse de los peligros etc.; y el de hoy refiere a lo que se conversa, lo que se puede acordar o rediseñar en el ámbito familiar, en suma, lo que se negocia.
A medida que los niños crecen, como padres debemos ir explotandoen formapositiva su capacidad de reflexión y razonamiento; especialmente el hecho de medir riesgos, analizar las consecuencias de uno y otro tipo de conducta. Es importante que los hijos se acostumbren a no cuestionar la buena fe de sus padres, cuando ordenamos algo que “no gusta” no es por malos, es por algún motivo poderoso que aveces pueden entender y otras no.
Pero hay algunas reglas importantes para facilitar el clima de diálogo, entre las que destaco: dedicarle tiempo, escuchar la opinión de tus hijos, dejarle exponer sus argumentos aunque sepas que están rotundamente equivocados e inducirlos a pensar desde otro ángulo. Es verdad, al final tú podrás imponer tu autoridad, pero esto será sólo mientras ellos son pequeños; recuerda que en la crítica etapa de la adolescencia ellos podrán dar un portazo y salir a la calle… y para entonces será más que importante poder evitar esas conductas sustituyéndolas por un buen diálogo.