La noción de apego durante los primeros años de vida de un niño es la clave del desarrollo de la parte del cerebro que posibilita la empatía.
Un particular modelo de salud infantil
Según este profesional de la salud, en los últimos 10 años ocurrió un gran avance en el estudio del desarrollo temprano del cerebro. Gracias a ésto, se ha podido descubrir que la estimulación en etapas tempranas, durante el embarazo y después del nacimiento, genera efectos positivos a futuro.
Estamos hablando no solo del bienestar emocional, sino también en lo que refiere al desarrollo de posibles desórdenes psiquiátricos. Es importante saber que durante el primer año de vida no hay comunicación verbal entre padres e hijos, sino que todo es emocional. Estos aspectos eran desconocidos para la ciencia, pero gracias a la tecnología se pudo comenzar a estudiar en profundidad el cerebro del niño y de la madre.
Integración de la biología y la psicología
Este ha sido uno de los ejes en el trabajo que ha llevado a cabo Allan Schore. Según él, su estudio se basa principalmente en el lado derecho del cerebro, porque el lado izquierdo es el que desarrolla el habla y no comienza a funcionar hasta el segundo año de vida.
Todo lo que se relaciona con el apego, se desarrolla durante el primer año de vida. El estudio se enfoca en que la relación de apego entre madre e hijo es lo que da forma y moldea el lado derecho del cerebro.
Sin embargo, existe, también, una herencia genética natural en todos los casos. Pero es el entorno social y afectivo el que va dibujando diferentes matices sentimentales, como si se tratara de una escultura, finaliza Schore.
