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05 enero, 2013

Enseñar a los niños a ser optimistas

Una de las lecciones más importantes de crianza que se puede dar a un niño, es enseñarle a ser optimista, a tomarse las adversidades con entereza y a pensar que a pesar de todo, las cosas irán bien y se pueden superar.

Lo más importante para ser optimistas, es que los niños crezcan sintiéndose queridos, recibiendo elogios y estímulos para superarse, imponiendo los límites con respeto y sin lastimarlos.

Por eso, es importante en los primeros años celebrar todos sus pequeños logros y avances, y si algo no les sale, ayudarlos a superarse pero sin sustituirlos, sino estimulando a que se esfuercen por avanzar.

Es bueno explicarles que si no pueden con algo, ya lo harán cuando sean un poco mayores, que cada día lo hacen mejor, así los niños aprenden a confiar en sí mismos, y a generarse autoconfianza.

En cambio, al decirles que lo hacen mal o que son torpes, estamos sembrando las bases de la inseguridad, y en definitiva el pesimismo es la inseguridad en poder conseguir objetivos, sueños o metas.

Una buena virtud de los optimistas es la de reír y jugar, algo que hacen los niños a menudo pero en lo que deben involucrarse los padres. Jugar, disfrazarse, hacerse cosquillas, cualquier actividad lúdica que despierte carcajadas hace niños felices, también las reuniones familiares, celebrar la Navidad, los cumpleaños.

La única salvedad: nunca reírse de alguien, la burla menoscaba la autoestima y no es una buena lección.

Finalmente, se predica con el ejemplo: si ante una situación desgraciada tus hijos te ven mantener la calma y dar un mensaje esperanzador, seguramente que cuando sean adultos, tendrán una actitud similar.