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30 enero, 2013

¿Adopción para llegar al embarazo?

En la cotidianeidad, está muy arraigada la creencia que cuando una pareja adopta un niño – tras varios años de intentar lograr un embarazo por distintos medios – es más probable que la mujer finalmente quede encinta. Sin embargo, es necesario someter el mito a análisis.

Es que cuando una mujer se embaraza tras adoptar, se atribuye que el estrés emocional era la causa de su infertilidad. Y resulta que esto no siempre es así. Lo que es peor, al afirmar que una pareja no logra el embarazo porque están “demasiado pendientes de ello” – sin contar con pruebas fehacientes de que realmente sea así – de alguna manera se los está culpabilizando de lo que les pasa y eso sí que es grave.

No hay manera de saber si una mujer que adoptó y se embarazó, no se hubiese embarazado de todas formas sin la llegada de su primer hijo. Muchas parejas logran finalmente el embarazo tras varios años de intento, pero sin adopción de por medio. No siempre funciona así. Se han realizado estudios clínicos en parejas con muchos años de buscar embarazo, y las tasas de concepción fueron prácticamente iguales entre quienes primero adoptaron y entre quienes no lo hicieron.

Como conclusión, después de varios años intentándolo, determinadas parejas consiguen alcanzar el embarazo independientemente de si tiene lugar una adopción. Por ello, no debemos deducir tan rápido que si una pareja no concibe, sea sólo por el estrés, y menos aún decírselos, pues terminaríamos haciéndolos sentir culpables de su situación. Y finalmente, la adopción no es una solución mágica para la infertilidad.

En términos de la ciencia, la infertilidad psicógena no está demostrada, si bien hay entre un 15 y un 25 por ciento de parejas con problemas de fertilidad sin causa aparente, y se cree que algún porcentaje de ellas podría responder a factores psicológicos.

La realidad es que la fertilidad humana aún es un misterio en muchos aspectos para la ciencia. Pero que no se pueda ofrecer en la actualidad un diagnóstico médico certero, no significa que no lo haya. De hecho, a mediados del siglo pasado, se consideraba que las cusas psicológicas respondían a al menos la mitad de las mujeres con problemas de fertilidad. Hoy que se sabe mucho más de este aspecto, ya hay respuestas a muchas de aquellas causas desconocidas en aquel entonces.

En definitiva, es un error utilizar la infertilidad psicogénica como un cajón de sastre al que recurrir cuando los médicos no saben la causa concreta que lo provoca.