Algunas de las manifestaciones de este estrés se han descrito como humor depresivo, ansiedad, rabia, desajuste cognitivo y baja autoestima, junto a otras emociones negativas como impaciencia o frustración. Pero este trabajo además apunta a identificar qué aspectos de la estimulación ovárica contribuyen al estrés físico y psicológico de las mujeres en tratamiento para concebir.
Se analizó a un grupo de mujeres que no estaban logrando un embarazo, algunas ya en tratamiento, otras todavía no y otras ya había pasado por algún intento previo. De todas ellas, alrededor de un tercio comenzó a preocuparse desde que comenzaron a intentarlo mientras que la mitad sentía vergüenza o que fallaban como mujeres.
Mientras que las que no estaban en tratamiento decían sentirse ‘confusas’, las sometidas a terapia se encontraban, en su mayoría, ‘vulnerables y exhaustas’.
Asimismo, estas mujeres esperaron dos años de media para recurrir al médico e informarle sobre sus dificultades, siendo que el 58% de ellas se arrepintió de haber esperado tanto. Cabe recordar que la recomendación es acudir al especialista tras un año de búsqueda sin resultados, período que se acorta a los seis meses luego de los 35 años.
