La adicción al tabaco podría heredarse de madre a hijo, en el caso de que la mujer decidiera fumar en el embarazo, y no descontinuar con el hábito durante la gestación.
Es que el tabaquismo durante el embarazo hace que los hijos tengan más posibilidades de ser adictos, otro de los perjuicios que se conocen, aunque al día de hoy los científicos siguen descubriendo más y más problemas al respecto.
“La nicotina es capaz de alterar las neuronas del feto, conformándolas para trabajar con nicotina. La madre que fuma está condenando a su hijo a encadenarse al tabaco porque adaptó al cerebro del nonato a trabajar con este alcaloide”, señala el experto mexicano Eduardo Hernández.
Se ha calculado en 13.7 años la edad en la que se inician los adolescentes en el tabaquismo. Si al mismo tiempo la madre fumó durante el embarazo, serán más proclives a comenzar a fumar, lo que muchas veces es el primer paso a otras adicciones peores.
También, hay que decir que muchos de estos jóvenes se inician en hogares donde ya hay un fumador, y que el humo de segunda mano tiene similares efectos, por lo que se insta al otro progenitor a dejar también de fumar – por lo menos, en los espacios de la casa cerrados que comparte con su mujer –
