La sinusitis es una inflamación frecuente de observar tanto en adultos como en niños, que se produce en los senos paranasales ubicados en la cabeza.
En los niños, generalmente se produce una inflamación previa de la mucosa digestiva que se extiende a las mucosas respiratorias, generada por una inflamación intestinal que pudo haber sido provocada por el consumo de leche de vaca, gaseosa o azúcares.
Existen distintos tipos de sinusitis: encontramos que las inflamaciones que se generan en los maxilares y los etmoidales pueden ser visibles radiológicamente a partir del primer año de vida de los pequeños, en tanto en cuanto las inflamaciones producidas en los frontales y los esfenodiales, pueden verse a partir de los seis años.
Es por esta razón que la sinusitis es más frecuente de encontrar a partir de los tres años. La causa que produce dicha inflamación generalmente se debe a infecciones crónicas o agudas, habitualmente secundarias a complicaciones de infecciones de vías respiratorias altas generadas por agentes virales o bacterianos. Algunas veces son consecuencia de una rinitis alérgica.
Los síntomas habituales que aparecen en los niños después de un cuadro catarral de vías altas, es de malestar general, dolor de cabeza en la frente o a ambos lados de la nariz y secreción nasal amarillenta o verdosa. Las secreciones pueden trasladarse a la garganta y generar una tos molesta, en especial, durante la noche.
Diagnóstico y tratamiento para la sinusitis
A partir de los síntomas clínicos, el pediatra efectuará una exploración del dolor a la presión en los senos maxilares y los frontales (debajo de los ojos y sobre las cejas) y su posterior confirmación a través de una radiografía de los senos paranasales.
El tratamiento para la sinusitis provocada por una infección consiste en la administración de antibióticos y descongestionantes nasales y antitérmicos. En caso de fiebre o cefalea, el especialista puede indicar además, el uso de analgésicos.
Acudir de inmediato al servicio de urgencias si la fiebre continúa después de las 24 horas de iniciado el tratamiento con antibióticos o si el dolor de cabeza es intenso y no desaparece con los analgésicos.