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20 abril, 2012

Médicos sugieren no recibir visitas, al menos las primeras 24 horas

La cultura popular recibe al recién nacido con euforia. Cuando nace un bebé los abuelos, tíos, primos, amigos de mamá o papá no pueden esperar para conocerlo.

Sin embargo, tras conocerse la importancia de las primeras horas de vida para solidificar el vínculo materno con el niño – razón por la cual se brega por la no separación – muchos médicos obstetras y neonatólogos están comenzando a sugerir que no se reciba ninguna visita al menos por las primeras 24 horas, y sean para mamá, papá y el bebé.

De esta manera, se pueden promover muchos beneficios como una mejor vinculación entre los nuevos padres y el bebé – especialmente importante en primerizos – se facilita la lactancia y se evita el ingreso de gérmenes a la habitación cuando el bebé es tan pequeño.

Por antipático que les resulte a los familiares y amigos, para una primeriza es muy incómodo intentar dar comienzo a la lactancia en un espacio con varias personas, sintiéndose observada. De igual manera, se recuperará mejor del gran estrés del parto – que también vivió su bebé – si puede descansar tranquila sin necesidad de ser molestada o de ser amable con las visitas.

Cabe recordar además que durante las primeras doce horas el oído y el olfato del bebé están más agudizados, por ello el contacto y la intimidad ayudan a que se vincule a pleno con sus padres.

Y finalmente, es inevitable que si muchas personas ingresan a la habitación, traigan gérmenes que a veces pueden enfermar al recién nacido, cuyo sistema inmune es muy frágil aún. Al limitar las visitas, se limitan las probabilidades de transmisión.