Primero te vamos a explicar: ¿Por que se tartamudea?
La dificultad del tartamudeo estriba en coordinar los órganos de articulación, es decir, la lengua, la mandíbula, el paladar, el velo del paladar y también, la nariz, ya que ésta es la encargada de trasmitir el aire para sonorizar la palabra.
Este problema de coordinación llega a afectar a los músculos de la laringe, impidiendo que las cuerdas vocales se abran y se cierren y por tanto que vibren al expulsar el aire. Por ello las palabras no pueden pronunciarse con claridad.
Como detectar el tartamudeo a tiempo:
A partir de los 18 meses puede empezar a tener dificultades con el habla. Pero es habitual que éstas se presenten entre los dos y los siete años y que desaparezcan de forma espontánea. Para que puedas distinguir la gravedad de la situación y actuar en consecuencia:
–Un niño con dificultades transitorias tendrá problemas con algunas palabras esporádicas. Un pequeño con tartamudez leve tenderá a repetir sílabas con frecuencia. Si el problema es grave, además, experimentará bloqueos repetidamente.
–Si el pequeño tiene dificultades puede vacilar al hablar e introducir muletillas (del tipo de “eeehhh”). Cuando hay un trastorno más severo el pequeño experimentará tensión muscular en los labios y la boca, parpadeará y cerrará los ojos con fuerza. En casos más graves también puede hablar con un tono de voz más agudo mientras dura el tartamudeo.
–En un niño con dificultades transitorias, los problemas con el habla se hacen más evidentes cuando está cansado o muy emocionado. En pequeños con tartamudez leve o grave las dificultades ocurren la mayoría de las veces.
–Los niños con tartamudez leve o grave se muestran preocupados, avergonzados y, en casos más graves, experimentan miedo a hablar.