Con el bebé en casa es normal que las cosas se pongan de cabeza durante los primeros días. Es el primer bebé para ti y tu pareja, y una cosa es leerse todos los libros de paternidad habidos y por haber, pero otra cosa es la práctica.
Los efectos de la falta de sueño comienzan a hacer estragos en su estado de ánimo, el bebé llora a todo pulmón pidiendo atención, surgen los malos entendidos porque tú no quieres hacer esto o él no quiere hacer aquello, y empiezan así las discusiones…
“¿Qué haces que no me ayudas?”
Es el típico reclamo. Aunque pequeño y con pocas necesidades básicas, satisfacerlas todo el día es agotador. La madre/el padre por sí sol@ no puede darse abasto. Porque además del bebé están las tareas del hogar, atender a la pareja y las ganas de regresar a trabajar. Muchas mujeres hoy en día no queremos o no podemos quedarnos en casa hasta que el niño entre a preescolar.
Reprochar a tu pareja, decirle “yo esto”, “yo lo otro” no ayuda, y menso si lo haces cuando está el bebé. Busca un momento apropiado del día para que hables con tu pareja sobre cómo van a repartir las responsabilidades entre los DOS.
“Ya regreso”
¿Quién no se ha hecho el ciego, el sordo o el mudo cuando la casa está de cabeza? Y lo pongo en masculino porque son los hombres (algunos) los que parecen haber inventado esta frase. Y con gran sorpresa descubren a su regreso que su pareja está echando humo.
Un recurso que me ha funcionado para llamarle la atención a mi pareja, en lugar de hacerlo sentir culpable y achacárselo como un error es expresarle mi queja como un problema que necesita solución.
Inténtalo y espero que los problemas de pareja se solucionen.