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28 septiembre, 2009

Embarazo: ¡Solo quedan dos semanas!

Descubre cómo sentirte bien preparada y cómo saber que ha llegado el momento.

Los cambios de humor son típicos de las últimas dos semanas anteriores al parto. Por una parte, muchas mujeres están ya cansadas de las molestias y solo piensan con ilusión en el momento en que podrán abrazar a su bebé. Por otra parte, si piensan en todo lo que viene después del parto, les asaltan las dudas: ¿podré con todo? ¿cómo cambiará mi vida?

En las últimas semanas de gestación, las embarazadas comienzan a pensar más en el parto y crece el temor a las contracciones o a posibles complicaciones. Sienten una especie de miedo al fracaso y, pese a estar bien informadas, lo que les aguarda es tan desconocido que les resulta imposible hacerse cualquier tipo de idea concreta.

Algunas procuran tocar poco el tema del parto, pero a la mayoría le gusta hablar de ello. Para lidiar con los miedos, viene bien conversar con la pareja, con amigas o con familiares que hayan pasado por el paritorio y transmitan sentimientos positivos y tranquilizadores al respecto. En el curso de preparación al parto también se pueden compartir experiencias y ahuyentar los pensamientos más dañinos preguntando a la matrona o, dependiendo del curso, con ejercicios de yoga o con un masaje.

Ilusión, impaciencia y miedos

También es bueno moverse. Pasear, nadar o bailar reduce la tensión y hace que el cuerpo se sienta mejor.

Si los miedos no te dejan en paz, tómate un tiempo durante el día para pensar en ellos y dedícate después a cosas más agradables o escribe esos pensamientos en un cuaderno, que luego puedes dejar apartado, igual que tus temores. También tranquiliza dejarse llevar por pensamientos banales, como ir a una zona peatonal y ver cómo va y viene la gente. Recuerda que todas esas personas han nacido de una mujer, así que, ¡tú también vas conseguirlo!

En estas semanas el insomnio ataca

Algunos consejos para pasar mejor la noche:

* Distraerse de los miedos escuchando música, con alguna manualidad como el punto o la calceta, leyendo algún libro o viendo alguna película.
* Dar un paseo por la noche relaja a la madre y acuna al bebé para el sueño.
* Darse un baño caliente. Podemos añadir al agua unas gotas de relajante aceite aromático de lavanda, rosas y sándalo.
* También ayudan a dormir los ejercicios de relajación y respiración del curso de preparación al parto.
* Colocar cojines grandes junto a la barriga a modo de apoyo facilita el sueño.
* Algunas infusiones ayudan a conciliar el sueño y no son perjudiciales, como la valeriana, la melisa o el lúpulo. Si te cuesta conciliar el sueño, cuéntaselo a tu tocólogo, él podrá aconsejarte el remedio más adecuado.

Las últimas visitas al médico son muy importantes

Se realizan monitores fetales, una vez por semana, con un aparato que registra el latido cardiaco del bebé y las contracciones del útero, mediante unas correas que se atan alrededor de la tripa de la madre. La prueba dura de 20 a 30 minutos.

El flujo sanguíneo de la madre es el que aporta el oxígeno y los nutrientes al bebé. A diario circulan 80 litros de sangre por la placenta, cuando a mediados del embarazo sólo eran 28. En estas semanas, también se controla cómo está colocada la placenta. Si se encuentra cerca del cuello del útero, podría ser necesaria una cesárea. Se valora, por exploración o por ecografía, la posición del bebé.

Desde la semana 41ª de gestación, el control es más frecuente. A veces se realiza un perfil biofísico (ecografía con control de movimientos y tono del bebé, cantidad de líquido amniótico...).

Refuérzate para el parto ¡come como los deportistas!

Poco antes de dar a luz hay que acumular energías. Lo mejor es hacer comidas pequeñas, ya que resultan menos pesadas para el organismo. Las contracciones se pasan mejor si se sigue una dieta rica en hidratos de carbono y poca grasa. Hay que alimentarse como un deportista antes del maratón: muchos alimentos frescos y crudos, que sean ricos en fibras e hidratos de carbono sin olvidarse de los ácidos grados poliinsaturados. Conviene beber mucha leche y tomar productos integrales, ensaladas frescas y verdura.

¿Lo tienes todo bien preparado?

Ten lista la bolsa que te llevarás a la clínica para no caer presa de pánico si todo ocurre de repente. Comprueba que llevas todo lo que necesitas. No está de más ir hasta la clínica en los días anteriores para ver cómo es el camino y, en caso de que el niño llegue en hora punta, saber qué desvío tomar.

Si aparcas el coche cada vez en un sitio, recuerda bien dónde está: con los nervios del momento, la memoria puede jugar una mala pasada.

Deja a la vista todos los números de teléfono que vayas a necesitar: el del taxi, la ambulancia, la comadrona, la maternidad...

Si ya tienes otro hijo, organiza dónde se va a quedar mientras estés en la clínica.

Recuerda también qué documentos necesitas llevar contigo además de tu DNI y la tarjeta sanitaria.

No te olvides de planificar los primeros días después del parto ¿tu pareja se va a coger la baja o unos días de vacaciones? ¿va a venir tu madre, tu hermana o una amiga?

Es el momento de las últimas compras para el bebé

Puede que tengas todo lo necesario para el bebé desde hace tiempo, pero algunas mujeres prefieren dejar ciertas compras para el final. Si es tu caso, recuerda que los bebés crecen rápidamente y en realidad no necesitan tantas cosas, pero a continuación puedes leer algunas sugerencias a tener en cuenta:

* Para vestir: bodys, camisetas interiores, pantalones y pijamas, un par de chaquetas de lana o jerseys para salir a la calle, calcetines o patucos y un gorrito de algodón para la cabeza. Si es invierno, un gorrito de lana.
* Para el cambio de pañales: conviene tener un espacio específico para eso. Un lugar cómodo que no necesita tener más de 80 x 80 cm. Un cambiador en el baño o en el cuarto del bebé es una buena solución, pero también podéis cambiarle sobre la cama si ponéis debajo una superficie lavable.
* Para el aseo del bebé: Una bañerita de plástico, un termómetro para el agua, unas tijeras de punta curva y un cepillo de pelo de cerdas suaves. Un gel de pH neutro para bebés y una esponja natural. También hay que tener una buena crema por si se le irrita el culito. Recuerda que no es necesario bañarle a diario.
* Para dormir: Una buena cuna debe reunir dos condiciones: seguridad y comodidad. Tiene que llevar la etiqueta UE y la longitud y la anchura deben permitir al bebé tocar las paredes y sentirse arropado, pero no encarcelado.
* Para transportarlo: El cochecito, la silla portabebés para el coche, y, si queremos, una mochila portabebés o un fular, que permiten cargar al niño mientras dejan libres los brazos.

Así crece el niño en las últimas semanas

En las últimas dos semanas, el bebé apenas crece a lo largo, sin embargo, aumenta mucho de peso: entre 20 y 30 gramos diarios. Así consigue tener una buena reserva de energía para los primeros días después de nacer. Eso le permitirá superar también el brusco cambio de temperatura: el líquido amniótico lo mantenía calentito y estable a 37 grados.

La madre transmite al bebé los anticuerpos de su sistema inmunitario a través del flujo sanguíneo de la placenta. En las últimas semanas, el peque recibe muchas sustancias que le protegerán hasta su cuerpo vaya creando sus propias defensas.

El bebé estará mucho más “tranquilo” que en las semanas anteriores. Tiene menos espacio y le cuesta más moverse. El saco amniótico protege al bebé como un cojín de cualquier presión externa. La madre puede sentir unos golpecitos regulares en la barriga, a veces incluso durante horas. La explicación de esa sensación es muy sencilla: el bebé tiene hipo.

Poco antes de nacer, el bebé se chupa mucho el dedo: así va practicando la succión. Su estómago, los riñones y la vejiga se van entrenando, pues el bebé traga y expulsa cada día hasta tres litros de líquido amniótico.

Si el bebé ha alcanzado su peso, libera hormonas: son una señal para que comiencen las contracciones.

Todo lo que el bebé precisa hacer en el nacimiento ya lo ha hecho en el vientre de la madre: incluso ha aprendido a respirar. El líquido que se encuentra en sus pulmones es absorbido por el cuerpo. Su piel ha sido masajeada por las paredes del útero y así se prepara para la presión del parto.

El bebé también está listo para la “luz del mundo”: comenzó a abrir y cerrar los ojos en el seno de la madre, por eso después de nacer puede reaccionar de inmediato a la luz.

¿Cuándo comienzan las contracciones?

Muchas mujeres se preguntan ¿cómo voy a notar que ha llegado el momento? ¿Cómo puedo distinguir las verdaderas contracciones de las “falsas”? No tengas miedo, cuado ocurra, lo sabrás. Las contracciones previas que ahora se sienten con irregularidad preparan para el parto y, de paso, hacen parte del trabajo: empujan al bebé hacia el cuello del útero, que se dilata para que después pueda abrirse más fácilmente. Poco antes del parto estas contracciones pueden ser fuertes y crean inseguridad, sobre todo en parejas primerizas que creen que ya ha llegado el momento. Luego, cuando les envían de vuelta a casa desde el hospital, la decepción es grande.

* Las contracciones previas son irregulares. A menudo se sienten durante la noche. Lo mejor es levantarse y dejar pasar un poco el tiempo. Si remiten, es que se trata de una falsa alarma.
* Tómate un baño cuando las sientas. Si son “falsas”, dejarás de notarlas, pues si son las contracciones del parto, el agua caliente las intensifica.
* Recuerda que las contracciones del parto son regulares y siguen un mismo patrón: Comienzan poco a poco, alcanzan un punto álgido y remiten. Los intervalos entre cada contracción son cada vez más breves, pero la contracción en sí dura más. Una mujer que está sufriendo las contracciones del parto se queda quieta, deja de hablar, se apoya e intenta espirar tras la punzada de dolor.
* Al principio, las contracciones que dilatan el útero duran solo entre treinta y cuarenta segundos, después son más fuertes y duran hasta un minuto. Los intervalos entre las contracciones se acortan. Si las contracciones se producen cada ocho minutos, la mujer que ya ha sido madre puede ir al hospital. La primeriza puede esperar un poco más, aunque no se puede decir con exactitud cuánto. Si son cada cinco minutos, se puede ir ya a la maternidad.
* Otra señal inequívoca de que ha llegado el momento: si se presenta una hemorragia de sangre roja fresca, en cantidad similar a la que se produce con una regla, acude al hospital en seguida. Las contracciones del preparto pueden originar pequeños manchados oscuros de sangre, que también pueden aparecer tras haber mantenido relaciones sexuales y que, a diferencia de las hemorragias, no suponen un motivo de urgencia, aunque sí deben consultarse al ginecólogo.

Y si el bebé se hace esperar...

No tienes que preocuparte si sales de cuentas y no pasa nada. Solo uno de cada cuatro bebés nace en la fecha que se ha calculado. Lo importante es que acudas regularmente al médico para que compruebe que el niño está recibiendo el oxígeno necesario.

Con la monitorización, las ecografías, etc, el médico comprueba cómo está el bebé y si la placenta todavía funciona bien. Si en la semana 42 no se ha desencadenado el parto, suele inducirse.