-

15 agosto, 2008

Las pruebas necesarias en el embarazo

El control del embarazo puede causar cierta ansiedad a la futura madre. En los últimos años, estudios científicos recomiendan realizar menos pruebas a las mujeres sanas y reservar la tecnología para los casos de riesgo.

En la sanidad pública suelen alternarse las visitas del obstetra con las de la matrona (con variaciones según las comunidades autónomas). En la medicina privada las revisiones las suele hacer el ginecólogo. Pero, ¿qué pruebas son necesarias durante el embarazo?

La primera visita

  • Se realiza una historia clínica completa, para saber si hubo embarazos anteriores y cómo fueron, descartar enfermedades y alergias y saber si la futura madre fuma, toma medicamentos o está expuesta a tóxicos o estrés excesivo en el trabajo. También conviene conocer cómo es la salud del padre, edad, y si trabaja con tóxicos que pueda llevar a casa en la ropa.
  • Se hace una citología si no se ha hecho en tres años, una exploración de las mamas y otra de las piernas para descartar varices.
  • Se practica una primera analítica, que incluye serologías (ver si hay anticuerpos de sífilis, rubéola, sida, hepatitis B y toxoplasmosis), grupo sanguíneo y Rh, hematología (glóbulos rojos, leucocitos...) para ver si hay anemia, y bioquímica: glucosa, colesterol...
  • Se pide un cultivo de orina para descartar una infección sin síntomas, que conviene tratar para evitar que dañe el riñón o aumente el riesgo de parto prematuro.
  • Suele comenzar la educación maternal: alimentación, ejercicio, higiene, relaciones sexuales... y se aconseja visitar al dentista.
Semana a semana

11-13 semanas: ginecólogo
  • Se hace una ecografía para valorar el tamaño del bebé, descartar malformaciones y medir el pliegue nucal.
  • Se pregunta a la madre si desea hacerse la análitica de diagnóstico prenatal en sangre.
16-17 semanas: matrona

Se puede escuchar ya el latido cardiaco del bebé con una trompetilla y medir la altura del fondo del útero.

19-21 semanas: ginecólogo

Se hace una nueva ecografía de diagnostico prenatal: se mide al bebé y se miran detalladamente sus órganos y extremidades para descartar malformaciones.

22-24 semanas

Se programa la segunda analítica de rutina del embarazo. Esta incluye la prueba del azúcar para descartar una diabetes gestacional: tras extraerle sangre, la embarazada bebe un líquido azucarado y al cabo de una hora se repite la analítica. Si la prueba sale alterada, hay que realizar otra más completa que dura tres horas. Si el Rh es negativo, se miden los anticuerpos, y si la mamá no ha pasado la toxoplasmosis, se valora el riesgo de nuevo.

28 semanas: matrona
  • Si la mujer es Rh negativo, se le suele poner una dosis de gammaglobulina.
  • Se aconseja iniciar la preparación al parto si no se ha empezado ya.
  • Se pide la tercera ecografía del embarazo para valorar el crecimiento del bebé, confirmar donde está la placenta y calcular la cantidad de líquido amniótico.

31-32 semanas: ginecólogo
  • Se dan los volantes para la analítica del tercer trimestre, que se hará en torno a la semana 34ª. Incluye los controles habituales de bioquímica y hematología, serología de hepatitis y toxoplasmosis (si no había defensas) y analítica de coagulación.
  • En muchos centros, la mujer recibe unas hojas informativas acerca de los beneficios y riesgos de la epidural, y a veces también sobre el parto y la lactancia.
35-38 semanas: ginecólogo
  • Se valoran los resultados de los análisis. Si hay anemia, bastante común en esta etapa, se receta hierro.
  • A partir de la semana 34ª se realiza un cultivo vaginal y rectal para descartar que la embarazada tenga el estreptococo agalactiae, un germen que puede producir infección al bebé. La muestra se toma con una torunda de algodón en la vagina y en el ano. Si da positivo, se pondrá antibiótico a la mujer durante el parto.
  • Si la placenta estaba baja, es necesario hacer una ecografía para comprobar que no tapa el cuello del útero.
  • Se valora, por exploración o por ecografía, la posición del bebé.
  • Se aclaran las dudas de cara al parto y se informa sobre la lactancia materna.
Desde la semana 40ª a la 42ª
  • Se realizan monitores fetales, una vez por semana, con un aparato que registra el latido cardiaco del bebé y las contracciones del útero, mediante unas correas que se atan alrededor de la tripa de la madre. La prueba dura de 20 a 30 minutos.
  • Desde la semana 41ª de gestación el control es más frecuente. A veces se realiza un perfil biofísico (ecografía con control de movimientos y tono del bebé, cantidad de líquido amniótico...).
  • En la semana 42ª se suele inducir el parto si no se desencadena solo.
En todas las visitas
  • Se comprueba la tensión y el peso. En algunos sitios, se hace una analítica rápida de orina, con una tira, para descartar infecciones, medir las proteínas...
  • Se comentan las dudas y síntomas de la futura madre. Esto es casi lo más importante: hablar sobre lo que está viviendo le ayuda a tranquilizarse y a saber que su gestación es normal.
  • A partir de las 16-18 semanas de embarazo se escucha en cada revisión el latido cardiaco del bebé, con la tradicional trompetilla o con un aparato electrónico.
¿Cuándo se aconseja la amniocentesis?

En la primera visita médica se informa a la mujer sobre las posibilidades de diagnóstico prenatal en el primer trimestre, mediante pruebas en sangre y la medición de la nuca del feto en la ecografía de las 12 semanas para calcular el riesgo de que el bebé tenga un Síndrome de Down u otra alteración de los cromosomas. Este diagnóstico es muy útil para descartar anomalías congénitas en las gestantes menores de 35 años (a quienes no se recomienda la amniocentesis).

La amniocentesis solo se aconseja cuando hay antecedentes de enfermedades hereditarias o la mujer tiene un riesgo alto por el resultado del diagnóstico prenatal o por la edad. Consiste en extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico para analizar las células fetales que flotan en él.