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31 julio, 2008

¡Cuidado con las etiquetas! La autoestima de los niños dependerá de nuestros mensajes y opiniones

Durante el primer año, los pequeños muestran muchos rasgos de su personalidad. La autoestima de los niños dependerá de nuestros mensajes y opiniones sobre ellos.

Las etiquetas que ponemos a los niños dependen en gran medida de cómo vemos las cosas los adultos y de cómo las vivimos. Tenemos en nuestras manos todas las herramientas para cambiar el discurso y empezar a alimentar su autoestima en vez de minarla.

¿Tímido?

Etiquetas: "es un soso", "es un asocial","es muy parado".
Un niño tímido es, en realidad, un gran pensador. Un observador de la vida, un intelectual en miniatura. Maestro de las pequeñas cosas y disciplinado como pocos, disfruta con los placeres más sencillos de la vida. Huye de las multitudes, pero se siente como pez en el agua cuando está entre los suyos.
Muy cariñoso y prudente en sus avances, solo muestra sus encantos cuando realmente se siente entre amigos. Por eso, conquistar la sonrisa de un tímido tiene doble valor para el que lo consigue, porque este pequeño no se deja seducir fácilmente: hay que estar a la altura de su enorme corazón.

¿Travieso?

Etiquetas: "no tiene una idea buena", "es un insensato".
Este pequeñín es un explorador nato, un valiente, un atrevido. Un niño que se come la vida a bocados, una personita que sabe que asumir ciertos riesgos puede tener buenas recompensas. Su creatividad es desbordante y siempre sabrá ver en las cosas más sencillas las utilidades más complicadas. Además su carácter es optimista y dicharachero.
Disfrutará de todo lo que la vida le ofrezca y tendrá gran facilidad para resolver problemas, porque ideas no le van a faltar nunca.

¿Mimoso?

Etiquetas: "Todo el día pegado a las faldas de su madre", "es un malcriado".
La ternura, como los manjares más delicados, se hizo para los que saben apreciar las cosas buenas de la vida. Y estos pequeños son unos «gourmets» de las emociones. Saben lo que es mejor para ellos y no dudan en disfrutarlo a tope. Hogareños, familiares e incondicionales a un buen regazo, son grandes conocedores del alma humana y sus sutilezas. Si respetamos su gran necesidad de contacto, el día de mañana serán adultos seguros de sí mismos, amigos fieles, solidarios y empáticos.

¿Llorón?

Etiquetas: "es un pesado, llora para todo", "todo el día quejándose".
El don de la comunicación solo es para unos pocos. Y estos niños son grandes comunicadores. Capaces ya de albergar en su interior gran variedad de sentimientos, su limitado lenguaje aún no les acompaña para expresarlos y los comunican con el llanto. Cuando aprendan a hablar con soltura, estos pequeños no callarán ante nada y verbalizarán su intensa vida interior y sus experiencias.
Tienen suerte: desde el inicio de sus días lucharon por expresarse y a su lado siempre hubo alguien dispuesto a escucharles.

¿Desobediente?

Etiquetas: "es de la piel de Barrabás", "es un egoísta".
Aquí tenemos a los niños más incomprendidos e injustamente tratados. Son hipersensibles, muy inteligentes y necesitados de atención. Tras sus "maldades" se esconde una criatura excepcional que necesita ser descubierta y acompañada, porque a menudo se siente sola. Con su desobediencia expresa un deseo profundo de cuestionar lo establecido y sus negativas nos invitan a reflexionar sobre la educación que le estamos dando.

¿Caprichoso?

Etiquetas: "es un pelma, todo lo quiere y no sabe esperar", "es un cascarrabias".
Lo tiene claro y sabe cómo, cuándo y dónde lo quiere. Con su determinación, un carácter de fuego y su capacidad de perseverar en sus empeños, este niño se mueve por la vida con los ojos bien atentos y un gran poder de discriminación.
No le dan igual ocho que ochenta y es un gran luchador. A este niño no le vale un no por respuesta, será un gran negociador que no dudará en perseguir con tesón lo que considera bueno para sí y para los suyos.