Entre los nueve y diez meses, es frecuente que a los bebés no les gusta que les laven el pelo, y suelen llorar y mostrarse asustados.
Esto ocurre porque les molesta el agua en los ojos. Por ello, en estos casos no habría que forzarlos ya que se podría generar un rechazo al baño en general.
Hay tres cosas que se pueden hacer en este sentido:
- Poner al bebé una visera de plástico alrededor de la cabeza, para impedir que el agua le caiga en la cara.
- Mantener al pequeño sentado con la espalda apoyada en la bañera y la cara hacia la persona que le lava, y lavarle la cabeza con la esponja.
- Dejar que coja el teléfono de la ducha y, con un chorro poco abundante de agua templada, dejar que sea él quien se moje la cabeza. De este modo, se habituará al agua de forma gradual.